LA ESKINA global ISSN 1900 – 4168
Minicuentos de EFER
AROCHA
El placer
En la casa del poder
reinaba el placer
porque el cacique siempre estaba
ahí.
Democracia
El elegido rebosa de alegría
mientras que el elector
resiste las pesadillas.
Ironías del vivir
Diógenes se frotaba el péndulo
y el goce era indecible
pero cuando se frotaba el estómago
la comida no llegaba.
Historia de la guerra
El hombre inventó el cuchillo de
sílice
para cazar animales
y qué sorpresa tuvo el cuchillo
cuando descubrió
que el hombre era otro animal.
Los fabricantes de armas
Los fabricantes de armas, los
generales
y otros interesados
aman el vuelo de la paloma de la paz
pero en sentido vertical.
Parodia
Las tijeras de podar
quedaron absortas ante la belleza de
la flor
es por eso que
jamás volvieron a cortar.
Efer Arocha es un
escritor bumangués que se radicó en París hace aproximadamente cuarenta años,
aunque ha sido un viajero por diversas regiones i culturas del mundo. Es un
investigador histórico que ha publicado varios libros de historia de las
culturas; es ensayista, cuentista, pero ante todo, hoy en día, es un maestro
oral que hace gala en sus conversaciones, de la gran experiencia humana y
cultural aquilatada en sus muchos viajes, en sus extensas lecturas y en sus
muchos años, no obstante los cuales, rebosa un espíritu de jovial cordialidad,
siempre dispuesto a acometer un nuevo proyecto.
En los últimos meses ha publicado los libros:
-Cepitá, en los aljibes
del tiempo. Editorial El libro Total, Ltda., Bucaramanga, 2022
-El Ciudadano, la horizontalidad de la sociedad y el Estado.
Editorial L´ scargot au galop, Bogotá, 2022
-Los escritores en la Comuna de París, Editorial L´ scargot
au galop, París
-Vericuetos, edición # 28, revista bilingüe
(francés-castellano), cuentistas santandereanos contemporáneos. Editorial L´
scargot au galop, Bucaramanga, marzo de 2023
PÁGINA 2
DOS
MONUMENTOS NO OFICIALES
(Serie: Desde mi vieja Remington)
Por Claudio Anaya Lizarazo
Acá, en un sector céntrico, hay dos esquinas en las cuales se ha erigido dos monumentos a dos personas que habitaron en esta ciudad, i que dejaron la huella de su paso, obviamente en la memoria de sus contemporáneos, que se va borrando con el humano olvido i la muerte, pero también quedó la huella de su paso por este mundo, en los registros periodísticos, profesionales o alternativos, a los cuales las nuevas generaciones no consultan por desconocimiento o porque nada del pasado les interesa, nada que no pertenezca al orbe de lo tecnológico i de lo inmediatista.
Las dos esquinas de que hablo, son: la esquina Noroccidental del cruce de la Avenida La Rosita con la carrera 25, en ella se ha erigido un monumento escultórico compuesto por el montaje de dos motocicletas de alto cilindraje, en homenaje i memoria del piloto de carreras de los años sesenta i setenta, popularmente conocido como “Patabrava”; el otro monumento, ubicado en la esquina Suroriental del Parque Bolívar, en el cruce de la calle 39 con carrera 23, se instaló como un discreto pedestal con una placa recordatoria de que pasos arriba por la calle 39, el 30 de abril de 1986 fue secuestrado el poeta Chucho Peña, de quien días después, apareció su cadáver en un municipio vecino, con evidentes i mortales signos de tortura.
Las ciudades siempre ha sido centros de reunión i de llegada de
inmigrantes, en los cuales, además de otras cosas, se busca protección i
oportunidades. Por pequeña que sea la ciudad, en ella bulle un espíritu
cosmopolita, la cultura de colonias resiste flotando por los alrededores de lo
que también podríamos llamar cultura de gremios, de guetos, o de tribus
urbanas. Cada una de estas comunidades vive su vida i sus épocas i guarda una
relativa memoria de los suyos. No lo sé aún, pero por la proximidad de unas tabernas roqueras
al monumento de “Patabrava”, especulo que fue erigido por los combos roqueros
que frecuentan el lugar los fines de semana i que han adoptado como parte de su
imaginario, ciertas reminiscencias góticas mezcladas con el vuelo melódico de
las superbandas i las posteriores estridencias de los metaleros, además de la
vagancia de los tardíos “rebeldes sin causa de Bucaramanga”, algunos de los
cuales se dedicaron al deporte o afición de las carreras de motos; hoy en día
han mutado a las bandas de las caravanas nocturnas de motociclistas i al
“deporte de los piques” a altas horas de la noche, hasta cuando llega la
policía; este monumento se conserva en
buen estado, en cambio, el pedestal conmemorativo al poeta Chucho Peña, erigido
por el fraternal esfuerzo de algunas de sus más cercanas amistades y por AMOVI
(Archivo Oral de Memoria de las Víctimas) parece que no tuvo más dolientes i no
fue suficiente la labor de los jardineros del parque, pues en él siempre
gravitó el abandono i la soledad, aunque fuera visitado, i se viera como es lógico en una calle
céntrica, transitar a muchas personas durante el día, pero la noche fue
aprovechada por los recicladores i basuriegos, que son un gremio en rápido
crecimiento i que crearon allí un transitorio basurero que ocasionó el gradual
desmonte del pedestal; la lluvia, el sol, el óxido, el orín de perro i de
borracho, corroyeron su base, i así, sección por sección, fue desmantelado;
sólo parte del mojón de su base, semioculta por el barro i la hierba, nos
recuerda que allí hubo un pedestal conmemorativo de la trágica muerte de un
poeta.
LA ESKINA global proyecto cultural y educativo.
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