Bucaramanga; LA ESKINA: Gloria Inés Ramírez M.; Claudio Anaya Lizarazo.
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YO
VENGO A OFRECER MI POEMA
Es una extensa colección de poemas y de poetas, que han alzado su canto desde distantes lugares del mundo, para desnudar los mecanismos de esta época de falacias, sostenida por la mezquindad humana enquistada en el poder.
Esta valiosa y sorprendente colección de poemas, pregunta por los motivos fundamentales de la vida, por nuestro sentido de nación, por la resistencia de sucesivas generaciones que han pagado su sueño y su lucha con una cuota de líderes desaparecidos, asesinados o, silenciados en vida, por la violencia política ejecutada desde el “estado” y sus profundas esferas de poder. También pregunta (en palabras de su editor) “por la violencia contra la mujer, por la injusticia y la corrupción, por la identidad latinoamericana, por el dolor del mundo, por las formas de hacer Memoria con la ayuda de la belleza y el asombro”.
Yo vengo a ofrecer mi poema, editado en simultáneo por las editoriales escarabajo y ABISINIA, Bogotá, Buenos Aires, 2021, cuya selección y curaduría estuvo a cargo de Fredy Yezzed, Stefhany Rojas Wagner y Eduardo Bechara Navratilova, y con prólogo de este último autor; es un extraordinario y necesario esfuerzo editorial que reúne en una sola publicación a 147 poetas y sus cantos de resistencia para entonarlos en la plaza pública, para contar desde la poesía la lucha de los pueblos latinoamericanos, para conocer las raíces de nuestros pueblos originarios.
Dentro de esta extensa lista de poetas, conforman el capítulo de Santander, poetas como: Antonio Acevedo Linares, Luz Helena Cordero Villamizar, Yirama Castaño, John F. Galindo, Pablo Montoya, Álvaro Castañeda Vargas, Jorge Andrés Garavito Cárdenas, Diana Peña Reátiga, Stella Higuera, y otras y otres.
La Bandera de Colombia
Inspirado en un poema de Elvira Hernández
Se escapa de los claustros solemnes
en busca de otro himno y otros vuelos
la Bandera de Colombia.
Errante y expuesta a la intemperie
se enarbola paseando por las calles;
dirige un concierto de cacerolas,
tambores y violines.
La Bandera de Colombia arrastra sus alpargatas
campesinas ante los monumentos y los palacios.
La Bandera de Colombia es un árbol antiguo
ataviado de cuerpos y sangrantes ramas.
A la Bandera de Colombia la lastiman,
cae una, dos y tres veces sobre los barrizales.
En las grietas de su rostro la savia asoma lenta.
Habla con los pies jadeantes y los ojos vendados,
la Bandera de Colombia; con sus manos
teje entre jirones y pólvora un tapiz resistente.
Y sigue la marcha, la Bandera de Colombia, con su cabeza rota
y sus muchachos entre los brazos.
Sigue su marcha, la Bandera de Colombia,
y se pierde entre la multitud.
Bienaventurados II
Los heroicos
los desaparecidos
los torturados
los enterrados en
algún lugar desconocido
en la montaña
los repatriados de
algún lugar del mundo
los clandestinos cubiertos
por una bandera proscrita
los que bajan muertos río abajo
con un disparo en el corazón
los asesinados en despoblado
en masacres a mansalva
los acribillados con
alevosía y sevicia
así en la paz como en la guerra.
Postal
Se fueron los héroes
JOHN F. GALINDO
El Capitalismo se ha comido a mi perro
Con el propósito de lamentarme, pongo aquí el ejemplo de
una oración escrita sobre la tirilla de
la compra
que
mide 426 kilómetros de largo –la distancia exacta
entre
este yo y mi yo que ya no existe – y que está escrita
en un lenguaje futuro por un lado y por el otro
conserva
una carta de despedida firmada por mi perro
que
habita ahora las entrañas de ese monstruo que patrulla
nuestras calles por la noche y asesina las
esquinas y las sombras
Acabo de realizar la típica compra de un hombre
obsesionado con la muerte
Nada poseemos ni aquí ni en ninguna parte –porque el
azar nos lo ha quitado todo–, salvo el poder de decir
y
salvo la destrucción del yo
rendirse en el pasillo de los lácteos
extasiarse con el ladrido lejano del mercado
Cuanto más real es el deseo de justicia, más violenta
es
la rebelión del alma tan solo comparable a un
cuerpo vivo que se quema con el fuego
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