LA ESKINA global , periodico cultural

martes, 23 de julio de 2019

LA ESKINA periódico cartel Número 65

LA ESKINA periódico cartel 
número 65

Para leer y compartir

LA ESKINA ISSN 1900 – 4168
Periódico cartel No 65, julio de 2019, laeskinaperiodicocartel@gmail.com  Bucaramanga; editor: Claudio Anaya; fundadores: Claudio Anaya, Javier Félix; diseño Gloria Inés Ramírez M.; LA ESKINA en LIBRO TOTAL: www.ellibrototal.com: Daniel Navas; redes y medios: Antonio Acevedo, Wilson Bejarano, Carlos Lizcano; difusores: Néstor Saúl Solano, Rina Cecilia Contreras, Fran Saúl Acevedo, Gloria Elena Carrillo, Consuelo Mantilla, Claudia Mantilla, (se distribuye en: Casa Cultural El Solar, IMCT de Bucaramanga, Museo de Arte Moderno de Bucaramanga, Cineteca Municipal del Centro Cultural del Oriente, FUSADER, Coliseo Peralta). https://laeskinavirtual.blogspot.com/p/blog-
©Reserva de derechos de autor. Las opiniones expresadas en los artículos de esta edición son responsabilidad de sus autores.
*Memoria de nuestra literatura 
Elisa Mújica
Nació en Bucaramanga el 21 de enero de 1918; y viajó a Bogotá, donde se convertiría en de las más importantes figuras de la literatura colombiana del Siglo XX.

     Publicó desde finales de los años 40, en variados géneros como novela, cuento, entrevista, crónica y ensayo; también escribió para niños, retomando en su trabajo literario los cuentos populares y también rescatando algunas historias del centro de Bogotá; colaboró en ediciones críticas de obras de literatura en Colombia.

     Despertó con sus novelas el interés del público y la crítica. Sus primeros relatos y artículos se publicaron en la prensa bogotana, desde 1947. Durante décadas ejerció el periodismo, reseñó libros e hizo notas sobre temas culturales y literarios para diferentes revistas y periódicos del país.

     La literatura fue su actividad paralela a su vida laboral, en el Ministerio de Comunicaciones, donde fue secretaria entre 1936 y 1943, y luego como secretaria en la Embajada de Colombia en Quito (Ecuador) de 1943 a 1945.

     Entre sus obras se cuentan tres novelas: Los dos tiempos, 1949; Catalina, 1963; y Bogotá de las nubes, 1984. También sintió atracción por la cuentística y escribió relatos como Ángela y el diablo, en 1953; Árbol de ruedas, en 1972; o, La tienda de las imágenes,  en 1987.

     Dedicó al público infantil media decena de obras, y sus títulos son: La Expedición Botánica contada a los niños, en 1978; Bestiario, en 1980; Pequeño Bestiario, en 1990; Las casas que hablan: guía histórica del barrio de la Candelaria de Santa Fé de Bogotá, en 1994; y Cuentos para niños de La Candelaria, en 1997.

     Ejerció el ensayo con textos como El Indio en América: síntesis de obras americanas sobre el problema indígena, de 1948; La aventura demorada: ensayo sobre santa Teresa de Jesús, de 1951; y, La Candelaria,  de 1974.

     El 18 de noviembre de 1984, Elisa Mújica fue la primera mujer en ser nombrada como miembro de número de la Academia Colombiana de la Lengua, y en noviembre del mismo año fue elegida por votación secreta y unánime, como miembro correspondiente hispanoamericano de la Real Academia Española.

     Murió en el año 2003, dejando como legado, además de las obras ya mencionadas en esta reseña, cientos de comentarios reflexivos y decenas de obras disponibles en las bibliotecas del país. LA ESKINA invita a sus lectores a emprender esta aventura.
El Secreto de la Estatua (fragmento)

( Tomado del libro: Cuentos para niños de La Candelaria, Carlos Valencia Editores, Santafé de Bogotá, 1993)
     Muy temprano, antes de meterse en el obrador donde desaparecía el tiempo y pintaba horas y horas, a Gregorio le gustaba subir a la azotea de su casa. Era una mañana de un azul que se introducía por los poros como si flotara en el espacio. El vapor de agua que, como un espeso capuchón arropa los cerros de Santafé de Bogotá la mayor parte del día se convertía de repente en un aire dorado y transparente, quieto y fresco. No había nada que se le comparara en ninguna parte del mundo. Entonces Gregorio olvidaba sus años. Era de nuevo el muchacho que madrugaba a trepar a los cerros, en busca de aquellas plantas de las que los indios extraían tintes para fabricar sus mantas de algodón. No había otros más firmes y brillantes. Una mujer, vieja como una momia que vivía en una cueva del cerro de La Peña y a la que Gregorio regalaba bizcochuelos y chocolate, le había enseñado que los colores azules y violáceos se sacan de las maticas de árnica. Para ese objeto resultaba también muy a propósito la uvilla de Bogotá, lo mismo que el espino puyón. Daban un hermoso tono morado indeleble. De la guaba lo mismo que de la cochinilla, procedía el carmín. Para los tonos sepias aprovechaba los líquenes y musgos, tan abundantes. Al tocarlos, Gregorio daba gusto no sólo a sus manos sino a su alma. Igualmente, la vieja lo había informado sobre los mejores sitios para conseguir arcillas de distintos colores y clases. A Ráquira mandaba un muchacho, a buscar tierras doradas. Maceraba todo en una piedra instalada en el huerto de la casa. (Aún estaba allí en la época en que otro pintor, Roberto Pizano, escribió la biografía de Vásquez; a lo mejor sigue en el mismo lugar, y algún niño la encontrará, si mira bien. Será como si se apoderara de un tesoro). Gracias a las fórmulas de la vieja india, que era sabia, Gregorio había aprendido a echar una goma elástica sobre los colores para que brillaran más. Si no hubiera sido por esa mujer que lo quería como a un hijo, Vásquez no pintaría con aquella maestría que todos le admiraban. Los cerros santafereños no le regalaban únicamente las plantas y las tierras. Le ofrecían otro don: los venados. Cuando surgían en los bosquecillos, con sus movimientos nerviosos y ágiles, Gregorio los devoraba con los ojos. Para que nunca se escaparan, quería meterlos en sus lienzos. En sus buenos tiempos había sido un arrogante cazador. Ayudado por sus buenos galgos y sabuesos practicaba el ojeo, la batida y la cetrería. Portaba en su diestra un halcón dotado de la velocidad del rayo…

Rincón del  columnófago
El viejo y el relato de los desplazados

Por Claudio Anaya Lizarazo
  
 Plumilla de:
Claudio Anaya Lizarazo
 A la memoria de Carlos Valbuena, guerrero del tablón.
                     fallecido en Julio 22  de 2019

Lo vi un solo día en mi vida, un sábado en la mañana, durante una tertulia  propiciada por mi amigo Carlos Valbuena, quien había dicho: “Vamos a descansar un poco de este trabajo”, y terminamos en la  tienda de la esquina tomando cerveza. La tienda funcionaba en una de esas casas antiguas, construidas en tapia pisada, tal vez en la Época Republicana, tal vez antes, desde la Colonia.

Una alta figura apareció en la puerta y pasó a hablar directamente con el tendero. Preguntaba por algo, quizá un pequeño encargo de las mujeres de la  casa, como suele ocurrir. Tenía un aire distraído y los modales suaves de quien, desde la tranquilidad y la estabilidad de su retiro, ha hecho buena parte de su vida pública; y el don de gentes, cordial y grave, de la gente antigua. Contaba don Pedro Pablo para esa época, según decían, noventa y tantos años, y estoy hablando de mil novecientos noventa y cinco, y de un sábado en la mañana, de esos en que, al parecer, las cosas marchan bien, a pesar de estar un poco sueltas.

Como Carlos lo conocía y  le caía en gracia, por sus dotes de gran contertulio y más, tratándose de un hombre de edad avanzada en pleno ejercicio de su lucidez, lo saludó y lo invitó a la mesa. Pude ver a un hombre cuya experiencia se afincaba  en la decencia, pues en el diálogo sabía oír al otro, esperando que terminara la intervención para entenderla y formarse su opinión. En las cuatro horas y las varias cervezas durante las cuales se dio nuestra tertulia, jamás  interrumpió a nadie para debatir una idea oída a medias. Se habló de los problemas del barrio, pues él era uno de sus líderes más antiguos, se pasó a la política para terminar en lo ecológico, y éste fue precisamente  el tema que le hizo recordar a don Pedro Pablo, una historia de su niñez, acá en Bucaramanga, y que determinó el final de nuestro encuentro.

-Era yo un niño pequeño, como de unos seis o siete años, y desde hacía poco tiempo vivíamos en este barrio. Una tarde que estábamos jugando en el patio con mis hermanos y unos vecinitos, llegó una bandada de muchas clases de pájaros que se posaron sobre los arbustos y sobre el tejado de la casa. Eran casas muy grandes que se partieron como las fincas, por herencias o por ventas; sus patios fueron inmensos y tenían árboles, matas, en algunas casas tenían corrales de gallinas, y en otras, hasta huertas. Corrimos y le avisamos a mi mamá, quien vino al patio, miró y se extrañó, y salió a hablar del asunto con sus nuevas vecinas, quienes ya estaban en la calle y observaban y comentaban con la comunidad, sobre el extraño suceso, pues las aves ocupaban todo el sector, los techos de las casas, los árboles del Parque Romero, los edificios cercanos al  Hospital San Juan de Dios y otras instalaciones oficiales. El día terminó así, y hacia el final de ocaso, vimos a los pájaros desaparecer tras las sombras. Durante todo el segundo día revolotearon de un lado a otro, siempre en vuelos cortos, buscando algo para picotear o tomando agua de las tinajas que les colocaba la gente. No recuerdo bien cuántos días duró este éxodo, han pasado noventa años y tal vez éste sea el único detalle que no recuerdo con precisión. Lo último  que les cuento es que otro día, cuando ya las aves se habían ido, mi papá le dijo a mi mamá que había oído en La Alcaldía la noticia de los pájaros; pues sí señores, días después se supo que habían fumigado unas grandes extensiones del campo, en el Departamento de Boyacá…

Y, mientras se levantaba de su silla para irse, el anciano exclamó entre sollozos: ¡Venían huyendo! ¡Venían huyendo!       
Papel de narradores
LA DUDA, por MAURICIO PEÑARANDA

El relato LA DUDA, forma parte del libro EL ÚLTIMO EXILIO; obra ganadora en la reciente Convocatoría de estímulos de literatura Ciudad de Pereira, 2019

A: Claudio Anaya, en Su Eskina.
Ni aun metiendo el dedo en la llaga creeré.
Gesualdo Bufalino – Perorata del apestado 

Muchos años después, cuando Pablo de Tarso quiso persuadirlo de que asentara por escrito el testimonio de sus andanzas con Jesús de Nazaret, Tomás se negó. La herida del hijo de Dios había sido real. En los dedos índice y corazón de su mano derecha subsistía el recuerdo de la sangre, pero desde la Última Cena, algo que no pudo transformarse ante ninguna evidencia posterior, modificó la dirección de su fe. Pese a la invocación de los símbolos del vino y el pan, aquello de comeréis mi cuerpo y beberéis mi sangre, no logró convencerlo.
  Con José de Arimatea lo descolgaron de la cruz y compungidos asistieron a la preparación del cadáver. El martirio los estremeció: el cuerpo  era solo una bolsa de huesos desencajados. Ante esta evidencia, lo que esperaran los otros dependía de la irracionalidad de la fe. En lo que a él concernía, no aguardó al tercer día para el cumplimiento  de la resurrección: se ocupó de tareas más simples como retomar la pesca en el lago, que esa mañana arrojó una modesta ganancia.
  La noticia se propagó como el fuego. Tras recoger las redes, Tomás recorrió los puntos principales de Jerusalén, pero se resistió a ascender hacia el Gólgota  donde la mancha humana  se regaba en  contra  de la corriente. No quería ponerse en el trabajo físico  de discernir cuál fuerza alentaba más a la muchedumbre: si la devoción o la curiosidad. Juan y Santiago lo alcanzaron en las inmediaciones del templo con la buena nueva, y Tomás lanzó temblando de cólera aquella frase ruin que los horripiló por su impiedad. Días después se produciría su reencuentro con el Maestro, pero el desenlace fue predecible: tuvo que doblegarse ante la revelación. No obstante, la mirada de Jesús no era la misma; no halló el bien en esos ojos que el Rabí traía de la muerte. Era una mirada ebria, enrarecida que los discípulos adoptaron en los días que siguieron; una mirada de ver más allá de lo evidente, pero no en los dominios encumbrados del bien, sino en los ámbitos especiosos del mal. Se apegaron a un caminar enajenado que no era lo que podría llamarse un andar por el mundo; más bien un fluir sin pertenencia como si vigilaran otra luz o la inminencia de una señal ultraterrena. A Pedro y sus maneras burdas no le iba ese mirar.  Ni a José. Ni a Santiago. Tampoco a la gente simple que empezó a sumarse a los que visitaban el calvario y pregonaban la desaparición del cuerpo y el posterior encuentro con el Hijo de Dios. No quiso ir con ellos, se negó a ser parte de ese convenio. Pensó irse, escapar, fusionarse con la displicente superioridad de los romanos.
  Lo perseguían con insistencia, lo extrañaban. Una noche arribaron a su albergue con el propósito unánime de cenar con él. Aportaron  las aceitunas, el vino y el pan, María Magdalena, una joven llamada Tamara, los compañeros habituales y otros más que se agregaron al cortejo. No pudo ser hostil; la hospitalidad es norma de piedad ligada a la más remota tradición. Se sentó con ellos a la mesa y otros lo hicieron en el suelo. Sirvieron el vino y repartieron el pan. Seguía la trayectoria de las manos, pero no los miraba. Rehuía la posibilidad de desconocerlos. Al cabo, el vino lo hizo entrar en calor, o  tal vez  la cercanía del cuerpo de María de Magdala que comentaba sus recientes encuentros con Jesús con esa voz  ronca y acariciante  que fluía como una unción en la noche. Enfrentó su mirada y se dejó guiar por su sonrisa, por la línea armoniosa de sus dientes. Lo tranquilizó descubrir que la devoción no había liquidado su belleza. En el sincero repaso de sus rasgos, se detuvo espantado en dos pequeños orificios supurantes en el cuello blanquísimo. Apartó los ojos de la elegida de Jesús y observó, guiado por un instinto premonitorio los cuellos de los otros, marcados también por el beso purpúreo de la fe.

jueves, 18 de julio de 2019

FOTOGRÁFIAS DE ENCUENTROS CON LA ESKINA ORLANDO SERRANO

Encuentros con LA ESKINA

Santander y su música, comentado por el por el maestro
 Orlando Serrano Giraldo

con el acompañamiento del Dúo los Rafas: 
Rafael Antonio Aponte C. en el tiple
Rafael Octavio Aponte D. en la flauta

jueves 18 de julio de 2019; 6:30 P.M.
LA CASA DEL LIBRO TOTAL, Bucaramanga






















   Encuentros con LA ESKINA
Es un espacio creado para que el público comparta directa y presencialmente con los artistas de nuestra ciudad y nuestro departamento, y con artistas de otras regiones del país, como ha sucedido en algunas oportunidades en esta casa cultural.

Es así como en esta oportunidad hemos invitado a señor Orlando Serrano Morales, para que nos hable de la música de cuerdas en Santander, ya que él ha sido uno de sus más importantes gestores y difusores.

por Claudio Anaya
La noche del jueves 18 de julio de 2019, en el espacio habitual de Encuentros con LA ESKINA, nos dimos cita quienes estamos interesados en el arte musical típico del Departamento de Santander; estamos hablando de la música de cuerdas, tan arraigada y representativa de las comunidades que habitan las montañas colombianas, pero hicimos capítulo aparte para hablar de nuestra región, apoyados en las características del desarrollo de nuestra tradición musical, que puede comprender técnicas, estilos, propuestas, agrupaciones  y personas, éstas dos últimas con el gran aporte de la crónica humana y su gama de relaciones.

Si bien es un hecho que la época dorada  de la música típica de cuerdas ya pasó, como están pasando a relevo la mayoría de las manifestaciones culturales y artísticas que ayudaron a conformar el perfil y el ideario de nuestra patria, también es cierto el hecho de que todas estas manifestaciones del espíritu cultural  de nuestro pueblo, se han ido refugiando en un sector de la  población que hereda  esta tradición de generación en generación y la renueva con las nuevas creaciones. El avasallante desarrollo tecnológico de nivel mundial en nuestra época, no  logra extirpar del todo el sentido de lo autóctono en nuestras nuevas gentes, así sólo sean una de las tantas minorías que integran a la nación colombiana.

Es así, como se da anualmente en muchos sitios del país, un abanico de festivales musicales en los cuales los jóvenes nos dan la sorpresa de los triunfos, al  lado de los grandes maestros. Y vemos pervivir por fuera del fenómeno de la cultura para las grandes masas, arraigado en un público definido, el más auténtico sentido de nuestra música vernácula, para lo cual, en la ya mencionada fecha invitamos a Encuentros con LA ESKINA al maestro Orlando Serrano Giraldo, para que nos hablara da Santander y su música: sus orígenes, los instrumentos típicos, las propuestas y las técnicas musicales, la historia de agrupaciones e intérpretes. Temas abordados por Orlando Serano con la erudición y la solvencia  intelectual, características de los grandes maestros orales.

Este evento contó con el acompañamiento del Dúo Los Rafas, conformado por Rafael Antonio Aponte Carvajal, en el tiple, y Rafael Octavio Aponte Días, en la flauta. Pequeña pero importantísima agrupación musical que nos ofreció un magnífico concierto de música de compositores santandereanos, y pudimos apreciar en la excelsa interpretación de  la flauta de Rafael Octavio, un nuevo nivel estético de nuestra música típica, que nada tiene que envidiar a las más importantes propuestas y escuelas musicales del mundo.

Como moderador del evento, contamos con el apoyo de Martín Parra, musicólogo, gestor cultural, periodista radial e intérprete, quien supocoordinar de manera este grato evento.

 
FOTOS TOMADA POR: ANDRÉS FELIPE ACEVEDO RAMÍREZ

ORLANDO SERRANO GIRALDO
La siguiente reseña del maestro Orlando Serrano, fue extractada de una deliciosa crónica publicada en la página web de la Fundación Armonía. No se lee en este evento, por su extensión, pero los invito a consultar la página, pues me pareció una excelente crónica en la cual se mezclan de manera armónica lo biográfico y el humor; con unas pocas pinceladas este texto logra retratar al maestro Serrano, no con sus rasgos físicos sino por sus actitudes.

“Mucho se puede decir de Orlando, como sociólogo, como gestor cultural, como librero, como músico, como investigador, como amigo. A él le debe Santander anotaciones importantes, como el dueto Pioresnada, con José María Navas, hermano de Pablus Gallinazo, el grupo Cuerdas Folclóricas de Santander, el dueto con Néstor Cáceres, y Gastralgia con el gordo Albertico Bautista, el Trío Terruño, con Pocho Oviedo y Toño Franco, el quinteto Los Estropajos, el dueto con Adrián Manrique.

También se resalta su participación como jurado en certámenes nacionales, entre ellas el Mono Núñez; documentos –editados y sin editar- como “Entre guabinas y torbellinos”, “Colombia, país de regiones”. “Colombia de fiesta” (capítulo del festival de Vélez), “Compilación Luis A. Calvo”, “Diccionario del habla regional” en tres tomos, el documento sobre la Rondalla Bumanguesa, textos en la revista Credencial, Vanguardia Liberal, revista Anaconda; su gestión en el Festival de Duetos de Floridablanca, el Festival Luis A. Calvo, el Festival de Tríos de Pinchote.

A Orlando se debe su trabajo pertinaz por cambiar del tiple su imagen de instrumento de entrecasa. La Semana del tiple, su propuesta más importante, nació en Vélez en 1984, y su estructura contiene actividades como foros, ciclos de conferencias, exposiciones, ergonomía, técnica, acústica”.
RAFAEL ANTONIO APONTE CARVAJAL
OTOS TOMADA POR: ANDRÉS FELIPE ACEVEDO RAMÍREZ

Rafael Antonio Aponte, es un virtuoso tiplista, profesor de matemáticas en la UIS, también es compositor y bandolista.
Nació en Bogotá el 7 de marzo de 1952. Hijo de padres santandereanos, desde temprana edad se residenció en Bucaramanga y posteriormente en Piedecuesta. En 1969 obtuvo el título de “Maestro” en la Normal Nacional de Piedecuesta; en 1971 se graduó como “Bachiller” en el Colegio de Santander de Bucaramanga; en 1979 la Universidad Industrial de Santander le otorgó el título de “Licenciado en Matemáticas” con distinción “Cum Laude”.

Su interés por la interpretación musical comienza en 1967, cuando siendo estudiante de cuarto año de bachillerato del Colegio Luis Perú de La Croix de Bucaramanga, por iniciativa propia, fabrica flautas de caña de castilla en las cuales interpreta melodías muy sencillas.

Con motivo de un Concurso intercolegiado de música organizado por el Colegio de los Salesianos, se conforma un Trío en el cual participa como tiplista Orlando Serrano Giraldo y es este su primer encuentro con el instrumento que se convertirá más tarde en su amigo inseparable por el resto de su vida.

En 1970 fija nuevamente su residencia en Bucaramanga y en alguna oportunidad asiste al programa “La Ronda Musical del Medio Día”, que transmite todos los días en vivo la Radio Bucaramanga con la animación musical de la “Rondalla Bumanguesa”; allí conoce al Maestro Alfonso Guerrero, director de dicha agrupación, quien lo invita a formar parte del grupo como tiplista; es por aquella época cuando comienza su inclinación por la composición. Escribe la danza “Trinidad”, inspirado en su novia Trinidad Díaz, más tarde su esposa y madre de sus hijos Óscar Yezid, Laura Mireya y Rafael Octavio.

El Maestro Alfonso Guerrero hace el arreglo y el tema lo estrena la “Rondalla Bumanguesa” en el mencionado programa. En diciembre de 1972 conoce al Maestro Leonidas Ardila Díaz (flautista) y a Gonzalo Hernández Mendoza (guitarrista) con quienes conforma el Trío “Los Tres Pingos”.

Ha obtenido las siguientes distinciones como intérprete.
-Segundo Puesto en la modalidad de Conjuntos Instrumentales, en el VIII Festival Nacional “Mono Núñez” de Música Colombiana, en Ginebra, Valle, 1982, con el “Cuarteto Ideal”.
-Segundo Puesto en la modalidad de Duetos y Tríos Instrumentales, en el X Festival Nacional “Mono Núñez” de Música Colombiana, en Ginebra, Valle, 1984, con el “Trío Alma Nacional”.
-Primer Puesto en el Concurso Nacional de Duetos de Tiple, organizado por la Biblioteca Pública Municipal Gabriel Turbay, en Bucaramanga, 1987, con el “Dueto Carrero y Aponte”.
-Mejor Conjunto Instrumental en el 35° Festival de Música Andina Colombiana “Mono Núñez” en Ginebra, Valle, 2009, con el grupo Nocturnal Santandereano. Distinciones como compositor

-Primer puesto, en el Concurso de Bambuco de Autor Santandereano “Carlos Alirio Ortega”, en Suratá, con “El Negrito” en 1980 y con “Ivanor” en 1984.
-Primer Puesto Obra Inédita Instrumental, en el X Festival de Hato Viejo Cotrafa Música Andina Colombiana, en Bello, Antioquia, 1996, con la polka “Piedecuesta”. Homenaje
-Distinción María Victoria Prieto Galvis en el VII Festivalito Ruitoqueño de música colombiana por dedicar toda una vida a defender, preservar y difundir la música colombiana.

Algunas de sus producciones discográficas son.
-La Música Colombiana de Rafael Aponte, acetato y casete con diez de sus composiciones.
-La Música Colombiana de Rafael Aponte Vol. 2, disco compacto con catorce de sus composiciones, interpretadas por “Trío de los Andes”, “Cuarteto Cuatro Palos”, “Trío Alma Nacional” y “Grupo Encuentro Ensamble.
-La Música Colombiana de Leonidas Ardila Díaz, disco compacto con veintiún temas inéditos del compositor, interpretados por “Trío de los Andes”, “Trío Alma Nacional”, “Rondalla Bumanguesa”, “Sexteto Marinilla” y “Cuarteto Can-Can”.
- ¡Para ti, Colombia!, disco compacto con diecinueve de sus composiciones, instrumentadas por el Maestro Luis Fernando León Rengifo e interpretadas por los “Hermanos Aponte”, “Jaime Llano González y Conjunto” y “Fabián Forero y Trío Joyel”.
-Ya era hora, disco compacto interpretado por el Trío Alma Nacional, en el cual se incluyen 19 obras del repertorio de la música de la región andina colombiana.
       RAFAEL OCTAVIO APONTE DÍAS
FOTOS TOMADA POR: ANDRÉS FELIPE ACEVEDO RAMÍREZ
Rafael Octavio Aponte, es un connotado flautista.
Nació en Bucaramanga. Inició estudios de flauta en el Conservatorio del Tolima y en el Conservatorio de la Universidad Nacional de Colombia, con el maestro Jaime Moreno. En 2000 viajó a Bremen (Alemania), donde cursó estudios universitarios con la maestra Bettina Wild. En Viena (Austria), obtuvo en 2007 el grado de flautista/concertista con mención honorífica en la clase del maestro Wolfgang Schulz (primera flauta de la Orquesta Filarmónica de Viena) en la Universidad para Música y Arte Dramático de Viena, y finalizó estudios de maestría en 2011.

Como solista, se ha presentado con la Orquesta de Flautas de la Asociación Nacional de Flautistas, la Orquesta Sinfónica del Tolima, la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, la Orquesta Filarmónica de Bogotá y el Collegium Musicum Bergstraße (Alemania).

Ha realizado una intensa actividad de música de cámara, ofreciendo numerosos conciertos con distintas agrupaciones en importantes salas del país, como el auditorio de la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Centro Colombo Americano, el auditorio Teresa Cuervo Borda del Museo Nacional de Colombia, auditorio Alberto Castilla en Ibagué y el auditorio Luis A. Calvo en Bucaramanga, en Colombia. En Austria, en la sala de conciertos Bösendorfersaal, en la  Sociedad Austriaca de Música, sala Strauss del Kursalon y en la sala Gläserner Saal del Musikverein, entre otras. 

Como músico de orquesta, ha integrado orquestas de Colombia, España, Alemania y Austria. En reconocimiento a su trabajo académico y cultural, ha sido becario del Instituto Colombiano de Estudios en el Exterior, la Universidad de Música de Viena, el Centro Herbert von Karajan de Austria, y de las fundaciones Josef Windisch, Viktor - Bunzl y Werner Tripp. 

Por su interés pedagógico, ha dictado talleres de flauta en Ibagué, Neiva, Pereira, Medellín, Bogotá y Bucaramanga. Ha participado en grabaciones de música colombiana, género importante de su carrera artística en el país y el exterior. Actualmente, es flautista principal de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia y docente de la cátedra de flauta del Conservatorio del Tolima.
MARTÍN PARRA
Periodista, Productor radiofónico, Director de contenidos Folkloreradio.online ConciertoColombiano.com, musicólogo, gestor cultural, periodista radial e intérprete, ha trabajado en varios medios de comunicacion (radio y tv)

FOTOS TOMADA POR: ANDRÉS FELIPE ACEVEDO RAMÍREZ

Agradecemos a las siguientes personas, que hicieron posible este evento:

A: Orlando Serrano Giraldo, por compartir con el público y con nosotros, su vasto conocimiento de la música de cuerdas y sus intérpretes.

Al Dúo Los Rafas: Rafael Antonio Aponte y Rafael Octavio Aponte, por su  generosidad y virtuosismo  interpretativo.

Al público, por su atención e interés.

A Martín Parra, por su acompañamiento de esta noche.

A Andrés Felipe Acevedo Ramírez, por el registro fotográfico.

A LA CASA DEL LIBRO  TOTAL, por el apoyo logístico y el préstamo de su sede.

Muchas gracias. 

Fotografías de ANDRÉS FELIPE ACEVEDO RAMÍREZ
Invitación: 
Santander y su música 
el Museo del tiple,
comentados por el maestro
Orlando Serrano.
ACOMPAÑAMIENTO MUSICAL
DÚO LOS RAFAS
Día: 18 de julio.
Hora: 6:30 p.m..
Lugar: LA CASA DEL LIBRO TOTAL.

martes, 9 de julio de 2019

LUIS EDUARDO JAIMES BAUTISTA (J.B.)

LA ESKINA virtual
No 7

LA ESKINA virtual

No 7, julio de 2019, laeskinavirtual@gmail.com; Bucaramanga;
Grupo LA ESKINA virtual: Gloria Inés Ramírez M.; Carlos Lizcano; Jaime Rojas; Claudio Anaya.
©Reserva de derechos de autor. Las opiniones expresadas en los artículos de esta edición son responsabilidad de sus autores.
LUIS EDUARDO JÁIMES BAUTISTA (J.B.),
Nació en Pamplona, Norte de Santander, el  22 de diciembre del año 1953.

Fue bibliotecario de la Biblioteca Pública Municipal “Gabriel Turbay” de Bucaramanga, y desde allí desarrolló la actividad cultural en literatura con el grupo Jorge Zalamea Borda, donde publicó los primeros poemas de los años 1978 a 1986, en la Revista el Gran Burundú Burundá.

Estuvo vinculado a las páginas del suplemento Vanguardia Dominical de “Vanguardia Liberal” y fue integrante del Cine Club el Hormiguero en años de 1982 a 1987, ejerciendo dentro de la pedagogía del cine-arte, con comentarios y reseñas de las películas proyectadas semanalmente.

A partir de 1991, hizo parte del grupo de periodistas para el Periódico Cambio 90, que marcó una directriz política en el Departamento de Santander.

Fue columnista de Vanguardia Liberal de 1990 a 1992. Igualmente hizo parte de los periodistas del Diario El frente, donde ha publicado hasta la actualidad, una columna semanal de opinión con contenido social, gubernamental, político, investigativo y cultural.

Ha recibido reconocimientos literarios a nivel internacional, nacional y departamental: Centro Poético de Barcelona España, 2004 y 2014. A nivel Departamental el primer puesto Beca del Bicentenario, con el Libro de Poemas: “Días Imaginados” (2011). Obtuvo una distinción en periodismo, por la Revista La Ponzoña; y el Premio Departamental de Periodismo Luis Enrique Figueroa Rey, como Mejor Columna de Opinión del año 2013 a 2016.

Ha publicado los siguientes  libros de poemas: Génesis: 20 años de poesía en1988; Esplendor y Oasis en 2005; Días Imaginados en 2013;  Escozor Terrino en 2010 y 2016; Juicio Imaginado en 2016; Pregón del Artesano en 2016; la novela: Hasta Cuándo Ulises en 2007; el libro de Periodismo: Textos Improntus en 2000; y el libro de cuento: Los Papeles del Infierno en 2008, publicado por (Sic) Editorial (hoy en día: Editorial EL LIBRO TOTAL. Prepara el libro de textos Improntus II.

presenta su libro de poemas:
GRITOS DE COLOR ESCUETOS
QUÉ NOMBRE LE DAMOS AL LENGUAJE DEL AIRE
(Los caracoles, son una caja misteriosa: La gran experiencia fue cuando visité el mar y esa casa del molusco muerto fue mi sensación de oír el mar y sus olas... en mi hogar).
Sonido de ventarrones: silbos, sobresaltos
/en las crestas de las olas
/Como en los techos de los árboles.
El viento bate las alas de los chubascos
/en cada misteriosa noche.
El reclinatorio de la melancolía, entierra clavos,
/con su porra de ferroviarios.
Los rieles de la locomotora, escriben historias.
Rechinan los dientes cuando se muerde la vía. 
Unos pájaros extranjeros, cruzan cerros y montañas pardas.
Los loros garritan su alharaca en las palmas de cera.
Un ruido subterráneo sale de los silos y sus patas.
Tocan templados tambores de cueros tiernos de cabra.
Timbres blancos, gutural soprano al amanecer…
La orquesta de sonidos se marcha… es una música sacra.
Solo los maestros de orquesta entienden la partitura,
             /sin movimientos de la varita mágica.
LA VOZ CASCADA
Por Álvaro Navas Cadena
A pesar de su visión rebelde del mundo y de su renuncia al pensamiento sumiso, JB es un sobreviviente. Sostenerse vivo por tanto tiempo en un país como Colombia, es en sí un milagro que renueva la confianza en la vida; algo de este libro de poemas quedará como la voz que increpa, como si ella hubiese salido de calaveras, que ya sin lengua que amarrar, dicen a los cuervos: ¡ya nunca más podrán sacar mis ojos!
JB es un hombre que luchó para derribar las murallas que lo encerraron siempre, y este libro es la prueba de que logró convertir en arena esos muros, para finalmente constatar que él mismo era la muralla. Todos somos en alguna forma Jericó, todos tenemos el deber de liberarnos del tirano interior y del déspota ajeno, de ser las trompetas que abaten muros.

Este no es un libro para lectores voraces porque de ser ellos así, no será entendido. Las cascadas son ríos que se pusieron de pie y su agua se puso fría porque no quiere que nadie la toque, decía un poeta que no pudo sobrevivir a los picotazos de los cuervos.