LA ESKINA global , periodico cultural

sábado, 10 de septiembre de 2022

LA ESKINA global 118

 LA ESKINA global ISSN 1900 – 4168

No.118 agosto de 2022, laeskinavirtual@gmail.com; http//bloglaeskinavirtual.blogspot.com; WWW.ELLIBROTOTAL.COM; Bucaramanga;
LA ESKINAGloria Inés Ramírez M. (diagramación y diseño); Claudio Anaya Lizarazo (edición y dirección);
©Reserva de derechos de autor. Las opiniones expresadas en los artículos de esta edición son responsabilidad de sus autores.
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Edward Hopper
La escala cromática de la soledad

Para la poeta Eugenia Sáncheznieto
Por Claudio Anaya Lizarazo

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Quizá haya en Hopper (Nyack, 1882 - Nueva York, 1967), dos ámbitos de composición pictórica, el primero, una escala cromática de la soledad, que va de la soledad entre el público a la soledad en confinamiento, que va de la tristeza a la mudez, de la mudez a la resiliencia, de la desesperación contenida a la resignación, de la impotencia al aislamiento… Todos sus cuadros, iluminados por un lúcido i sutil escepticismo, exploran esta amplia gama de situaciones humanas; i las innumerables interpretaciones que sus espectadores hagan de sus temas, tendrán inevitablemente el punto de fuga de un interrogante constitutivo del alma contemporánea, la gran pregunta, la fundamental incógnita por los motivos o las razones de la existencia humana i sus circunstancias.

Con la melancolía, que también es la materialización de su firma, pintó los escenarios del mundo en la primera mitad del Siglo XX; se puede decir que no sólo de la vida bajo la gran depresión de los años treinta en los Estados unidos, país consolidado en esas fechas como el eje del mundo tecnológico, económico i político, pues las condiciones derivadas de ese eje, regían entonces i rigen en la actualidad para todo el planeta. Estas situación continuó vigente en nuestro mundo durante todo el Siglo XX i lo que va transcurrido del Siglo XXI; demostrándose así, dentro de estos marcos históricos i sociales, la vigencia de la obra de Hopper: la capacidad de comunicación i expresión con espectadores de muy variadas culturas i disímiles fechas.

Pintó además, la ambivalencia de la arquitectura, un austero erotismo barnizado con la pátina de lo desconocido, la tácita complejidad de las relaciones sociales, el desencanto de personas vistas fugazmente en su camino i luego representadas con sus modelos, las calles semidesérticas, la desolación de las recepciones o vestíbulos de teatros o escenarios, la soledad deprimente de los cuartos de hotel, i una maravillosa serie de paisajes cuya impresión nos deja la sensación de una mágica lejanía, siendo quizá, esto último, su segundo ámbito pictórico dentro del cual se incluyen las panorámicas de poblaciones i baldíos contempladas desde anodinas poblaciones o tras las ventanillas de los autos durante el viaje… i algunos veleros ligeros como gaviotas en el azul intenso de lagos i mares.

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Los paisajes de Edward Hopper, sean urbanos o campestres, reflejan la densa soledad de las personas en la sociedad capitalista en la primera mitad del Siglo XX, en los Estados unidos. Un padecimiento o rasgo social de época que ya se había iniciado a mediados del Siglo XIX, con la febrilidad de las empresas colonizadoras, industriales i mercantiles, además de la fiebre del oro que tuvo como foco a Norteamérica, i que a nivel mundial alimentó en incontables personas, el deseo de una vida mejor en términos económicos i en libertades. Estas sucesivas olas migratorias se concentraron principalmente en Estados unidos, ocasionando un gran aumento en la densidad de población urbana, pero se podía estar muy solo en el agitado colmenar que eran las nacientes ciudades norteamericanas de entonces. Esto ayudó a conformar la utopía del “sueño americano”, hoy en día convertido en pesadilla.

Para los tiempos de Hopper, muchas personas se sentían atrapadas en un asfixiante sistema de competencia productiva, salvaje i sin fin, como hoy en día; en su tradición, los puritanismos protestante, calvinista i luterano, estimulaban la febril actividad humana con el fin de acumular una riqueza que garantizara un bienestar en el mundo terrenal, que a su vez llevaba directo a la salvación del alma, pues en estos credos se establecía el principio de que sólo ascendían al cielo quienes habían sido buenos administradores de los bienes terrenales o los recursos en la tierra, en otras palabras, quienes hacían fortuna, salvaban su alma (contradicción fundamental si tenemos en cuenta que el protestantismo se originó por las expuestas razones de Lutero de condenar la venta de indulgencias para salvar el alma, actividad que se practicaba en El Vaticano). Pero en algunos momentos de una vida dedicada al trabajo, regida por estrictos horarios i las rígidas normas de la moral religiosa, la rigurosa legislación, los jueces estrictos i crueles, i los abundantes problemas inherentes al hecho de convivir en una sociedad competitiva i arribista… entonces aparecía la fatiga, la depresión i los interrogantes ante el esfuerzo incesante, lo cual instalaba un profundo sentido del absurdo, de desamparo e incertidumbre, como un eje alterno de lo social, i el subsecuente refugio en una hermética soledad presente en innumerables individuos, en comunidades enteras, pero padecida individualmente i en silencio.

La soledad de los personajes de este gran pintor, me recuerda la soledad de Bartleby, el escribiente, de Herman Melville, cuarenta o cincuenta años atrás, en la misma sociedad, con pocas diferencias políticas, económicas o científicas, pero atrapado casi de la misma manera. Lo que en Bartleby era un mutismo que se manifestaba con un frío escepticismo, casi rayano en una lúcida locura, en los anónimos personajes de Hopper es una desolación profunda i distante, empapada de tristeza i melancolía, de la cual no pueden escapar… este gran maestro reúne los símbolos más profundos i rotundos, de la cultura de los siglos XIX al XXI. Hipnótico Hopper. La eternidad de la imagen en Hopper.

Obras de Edward Hopper, tomadas de internet.
LA ESKINA global es un proyecto cultural de distribución gratuita.


 

LA ESKINA global proyecto cultural y educativo.

Edición y dirección: Claudio Anaya Lizarazo.
Diseño y diagramación: Gloria Inés Ramírez Montañez
Bucaramanga, Colombia.

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