LA ESKINA global , periodico cultural

sábado, 22 de enero de 2022

LA ESKINA global número 111

 LA ESKINA global ISSN 1900 – 4168

No.111enero de 2022, laeskinavirtual@gmail.com; http//bloglaeskinavirtual.blogspot.com; WWW.ELLIBROTOTAL.COM; Bucaramanga; Grupo LA ESKINA: Gloria Inés Ramírez M.; Jaime Rojas Neira; Claudio Anaya Lizarazo (director); ©Reserva de derechos de autor. Las opiniones expresadas en los artículos de esta edición son responsabilidad de sus autores.

PÁGINA 1

Gabriel Ayala Pedraza

Este libro trata del viaje como pretexto para el intercambio artístico, la diplomacia cultural propuesta como una de las principales funciones de artistas, intelectuales y gestores, ejercida en el disperso panorama de los países y las sociedades latinoamericanas, y es motivo para la construcción de esta ficción histórico-literaria, en la cual se aborda sin prejuicios, la cotidianidad del presente y la historia de Cuba, su posible conexión ancestral con la Cultura Guane, y se narran los sucesos individualmente vividos por los artistas de la delegación, en el devenir de su periplo por la isla.

En el último año de la primera década del tercer milenio, El Maestro llegó a la conclusión de que estaba muy feliz, seguramente, lo atribuía él, a que había alcanzado el akum, es decir, su mayor grado de madurez. Pasaba su tiempo ensayando en el teatro, leía muchos libros y dedicaba buena parte de su abundante energía a pensar en lo que vendría. La felicidad no es producto de la madurez, la felicidad es un efecto colateral del vivir intensamente, decía. Así que dejando todo, decide embarcarse en la Estación de los Vientos.

Me cuenta que Gauguin estuvo en Colombia, y al percatarse del asombro que su  afirmación me causa, aclara mejor las cosas.

Le hablo del final del Siglo XIX, cuando Panamá pertenecía a Colombia.

Mientras se da el despegue, observo por la ventanilla la maraña de luces enclavadas en los barrios que circundan el aeropuerto de Tocumen, y pienso, que será interesante tenerlo como compañero de fila en el vuelo. Por lo menos no es de esos fanáticos que no se está en movimiento, cuando comentan que llegará un día en que no quedará un ser humano, ni Jesús, ni Sócrates, un día en que todo lo pensado, escrito y construido por el hombre, habrá existido para nada, y así continúan. Esta vez el asunto se ve mejor, me digo, hasta que la viscosidad de las nubes hace que retorne la atención al interior del avión.

El Maestro acondiciona los audífonos preparándose para la travesía de dos horas sobre el Mar Caribe, y cuando desde la cabina anuncian la posibilidad de usar aparatos electrónicos, descontando el teléfono móvil, me mira y continúa hablando.

Claro que ningún historiador lo registra así, porque nos han impuesto el olvido, y en esos años, como ahora, la permanente intervención de la mano extranjera, que nos gobierna desde afuera, nos despojó del Istmo de Panamá.

Lo miro, se queda callado, sigue en su cuento de arreglarse los audífonos y de encender su pc. Cuando ascendemos en busca de los cuarenta mil pies de altura, se produce un vocerío al interior de la nave, y el capitán anuncia un vuelo sin contratiempos. Ojalá que no tengamos turbulencias, pienso, y me incorporo al ambiente festivo que se esparce en el avión.

Siguiendo una cadencia, el Maestro mueve la cabeza y se acompaña con la mano, para disfrutar mejor la música que escucha.

¡Conéctese, conéctese para que oiga música de la buena! me habla.

Acojo la sugerencia y me acondiciono como él, los audífonos.

Yiri yiri bon, yiri yiri bon, yiri yiri bon, yiri yiri bon siento la voz del tenor, acompañado de su gran orquesta en sonido estéreo.

Es Benny Moré, el Bárbaro del ritmo dice nosotros vamos para Cienfuegos, la tierra que lo vio nacer, agrega.

El capitán anuncia que alcanzamos el nivel de altura y la velocidad de crucero. Un tiempo después, aparece por la portezuela la tripulación, preparándose para repartir los refrigerios.

Espero que no tarden, estoy que me tomo un whisky me cuenta, al tiempo que mantiene el bamboleo de su cabeza, siguiendo el ritmo de la música.

Más pronto de lo que esperábamos, los auxiliares de vuelo están entregándonos sendas copas de licor y con inesperada generosidad, lo harán en el transcurso del vuelo. Así que mitigada la necesidad del momento, aprovecho para contarle que en días anteriores estuve consultando sobre los Tainos y Siboneyes, aborígenes de la tierra cubana. Entonces me mira con sus ojos despiertos, abundantes de exultación.

Yo también lo hice, y entre la mitología cienfueguera encontré la leyenda de la princesa Aycayia. ¿La encontraste también? Era una mujer de incomparable belleza que enloquecía a los hombres con su canto y el movimiento de sus caderas. Aunque enloquezca, me quiero encontrar con Aycayia afirma con euforia, pues la tripleta de tragos que le ha pasado Gregory, el mulato auxiliar de vuelo, le han levantado la energía.

Bueno continúa también existieron los guanajatabeyes, ¿no relaciona el nombre? Escúcheme, los Guanajatabeyes poblaron el extremo occidental de Cuba, en el límite con la península de Yucatán, se sabe que fueron una etnia lingüística y culturalmente diferente de las poblaciones arahuacas de La Isla y se cree que los más antiguos llegaron procedentes del Norte de Sur América. Unos kilómetros al Occidente de Pinar del Río, existe una población que se llama Guane, ¿no relaciona el nombre?

Mi asociación es incipiente en el momento, será en la visita a la población de Trinidad, unos kilómetros al Sur de Cienfuegos, al observar el mapa de los desplazamientos de los pueblos aborígenes por el Caribe antes de llegar Colón, cuando entienda mejor lo que el Maestro me quiere sugerir.     

Todo lo que vamos a ver es nuevo para nosotros, es otro sistema, otra organización social, por eso hay que  poner los ojos limpios de prejuicios, ser prudentes a la hora de observar. 

¿Habías estado antes en Cuba?

Sí, de turismo, un viaje de consumismo, pero es otro cuento, por eso me alegra esta oportunidad de compartir directamente con el pueblo cubano.

El Maestro se da cuenta de mi estado dubitativo y se apresura a aclarar mejor las ideas.

Veo que no te cuadra bien lo que te digo, porque un país comunista usando el capitalismo para sostener su economía, parece una contradicción, ¿verdad?

De cierta manera.

No debería ser así, pero es que la intervención extranjera, el bloqueo económico del que le hablaba antes, ha impedido que el proyecto político, la autodeterminación de un pueblo, se consolide aquí.

Gregory se muestra complaciente con nuestra delegación y desliza el carrito por el pasillo hasta donde uno de los nuestros lo requiere. Su compañera aeromoza lo ha dejado solo y él, abandona un poco la sonrisa impostada de jovialidad por tanto vuelo, extiende ahora sí, la comisura de sus labios y disfruta de las alusiones festivas que alguno de nosotros le dirige, mientras con la mayor elegancia cumple  con su trabajo.

¿Whisky con hielo? pregunta al Maestro.

No, puro, me sienta mejor así responde éste y da las gracias.

En el principio el proyecto fue una maravilla, continua El Maestro muchos intelectuales de todo el mundo lo apoyaron, se esperaba en esa época una nueva luz para la humanidad, después de la Segunda Guerra Mundial, los sesentas eran los años de la juventud en el mundo, cantidad de manifestaciones divergentes se daban en todas partes, con su irreverencia the Rolling Stone hacen el primer concierto en el sesenta y dos y se convierten en referente universal, pero el asunto tomó después otro rumbo.

El Maestro calla porque el llamado a la tripulación para preparar el aterrizaje, atrapa toda distracción. Atrás ha quedado el Mar Caribe y desde arriba, se observan las luces tenues que titilantes, nos dicen que volamos sobre La Isla. Una cascada de aplausos resuena dejando salir la euforia, cuando a las veintiuna horas sobre el mismo meridiano, la nave frena y se desplaza, haciendo el carreteo por la pista del aeropuerto José Martí.

Para algunos artistas de los que viajamos, cruzar la frontera hacia Cuba presenta ciertos inconvenientes, sobre todo para aquellos que planean luego viajar a USA. Tenían estos la creencia de que si en La Habana les sellaban el pasaporte, tendrían luego problemas para ingresar a aquel país, pero el Maestro, conocedor de las cosas, aclara que efectivamente hasta hace algunos años ocurría así.

Si tu pasaporte llevaba el sello de Cuba, los gringos te impedían la entrada, era un problema, pero el gobierno cubano decidió burlarse de los gringos y desde un tiempo para acá, no sellan los pasaportes a sus visitantes. Así que por eso no hay problema, comenta y ríe irónico, los gringos jamás sabrán que estuvimos en Cuba.

Despacio pasamos el rigor del visado y cuando nos disponemos a recoger las maletas, la mía está separada.

Tú pasas para la pared me dice una mulata robusta, de la guardia de inmigración.

Mientras intento solucionar el asunto, veo que los perros se lanzan contra el asistente de Frank, lo huelen y lo rodean. El guardia se acerca y le pide que abra las maletas. Saca todo, no hay nada, sólo las cámaras y el equipo de grabación, el asistente se ve pálido, hasta que lo dejan.

Para mí no hay apelación valedera, mi maleta contiene algo que necesita verificarse. Tengo que mantenerme en la fila pegado a la pared, siguiendo el lento avance. En la banda se desocupan maletas y más maletas repletas de prendas que los guardias revisan sigilosamente, y de vez en cuando ponen problemas. Luego se retiran y realizan pequeñas charlas entre compañeros, de donde salen jocosas carcajadas. Regresan e interrogan de nuevo, vuelven a revisar, hasta que al final todo se decide en que hay que pagar una multa, y quien está en esa situación, debe retirar como pueda sus pertenencias para dar campo al siguiente, y pasar después a hacer la fila del recaudo.

He superado un poco la situación de los nervios, la fila se hace interminable y el tiempo eterno. Me entretengo siguiendo el caso de una doña, a la que al parecer no le será posible pasar la aduana, hasta que me percato que mis compañeros de viaje, con múltiples malabares tratan de llamar mi atención del otro lado.   

¡Pero qué!siento que me gritan y hacen señas tras el vidrio, pues ellos ya han cruzado la frontera y sospechan, que yo cargo alguna sustancia prohibida y están preocupados.

Al fin estoy colocando mis maletas en la banda, pero nadie se interesa por mirarlas. Espero en silencio, los que me anteceden parecen preocupados, hasta que quien debe examinar mis cosas llega.

Traes libros afirma la mujer.

Sí libros le respondo y permanezco en silencio. Ella se vuelve y observa hasta donde los visitantes recogen las maletas, como indagando sobre algo, luego se vuelve con un puñal en su mano izquierda, quizás de unas tres pulgadas, con el que señala  mis maletas. 

No entiendo lo malo de entrar con libros a La Isla, le digo, al tiempo que busco los cierres y trato de abrirlas.

Con su mirada despectiva me reconviene por dármelas de ingenuo, no me presta atención y me hace entrar, como debe ser, dice, en la fila. Adelante, después de escuchar los rumores me entero; la cubana que llega de Madrid, llora, sus maletas repletas de ropa han sido desocupadas completamente y su pasaporte, por obra de no se sabe quién, se le ha extraviado.

Como era inevitable paso por su lado, escucho ligeramente su queja y un poco más tranquilo, expongo mis maletas para la requisa.

¿A qué vienes a Cuba? —interroga un auxiliar, que intercambia el puesto con la guarda, al tiempo que me pide que abra la maleta.

A un intercambio cultural le respondo, y extraigo los libros, los víveres, las pinturas y las pocas prendas de vestir que llevo en la maleta.

¿Con qué institución? indaga de nuevo el auxiliar, examinando cada uno de los elementos puestos en la banda.

Con la UNEAC.

¡Mayerlin! grita hasta el fondo el auxiliar y la mujer se acerca.

El señor viene a un intercambio cultural le explica el subalterno.

Mayerlin examina los libros y los demás objetos, luego cruza una mirada con el subordinado.

Está bien dice y me ayuda a empacar las cosas.

Tomo un libro del montón y se lo obsequio, son para  regalar, le digo.

Muy amable me responde Mayerlin pero no puedo recibir nada agrega tajante.

Atrás queda la cubana que regresa de Madrid con sus lágrimas, yo paso y entro a La Isla, en medio de la celebración de mis compañeros por haber solucionado el impase.

 

La guagua, un bus poco acondicionado para el transporte de pasajeros, nos recoge en el parqueadero del aeropuerto. Después de unas cuantas empujadas, el motor diésel empieza a funcionar y nuestro esfuerzo es compensado por los primeros tragos de ron y por la brisa salitrosa que arquea las palmeras del parque aledaño al aeropuerto.

No hay objeción alguna cuando el conductor de la guagua nos ofrece, antes de tomar la ruta definitiva hacia Cienfuegos, visitar ligeramente la Plaza de la Revolución.

Al filo de la media noche de este diez de diciembre, La Habana ofrece una tranquilidad sobrecogedora. No hay vendedores ambulantes, escasos vehículos circulan por las avenidas, nadie camina por la ciudad a esta hora. Sólo nuestro bullicio rompe a su paso el silencio nocturno de la urbe, excitado cada vez más por el efecto del whisky y ahora del ron, hasta que llegamos a la anhelada plaza, que al igual que todo cuanto dejamos atrás, está también desierta.

Así empezamos a comprender lo que es vivir en un Estado diferente al nuestro, con una economía interna sin oferta, sin demandantes ávidos de consumo, con otros modos de pensar y por lo tanto de vivir.

Es imposible que no haya a esta hora un bar abierto para comprar ron reclaman algunos.

Desde sendas fachadas vigilan impertérritos los dos héroes emblemáticos de la revolución. Hasta la victoria siempre, se recuerda bajo su figura el lema memorable del Che. Y como el mejor timonel, vas bien Fidel, marca el rumbo  la frase avizora de Camilo Cienfuegos. En la base de la torre de las telecomunicaciones, desde su pedestal marmóreo de dieciocho metros, José Martí, arquitecto de la identidad de Cuba y de Latinoamérica, otea imponente, como si cantara sus mejores versos.

Qué tranquilidad estamos viviendo dice El Maestro, luego se tiende supino en el piso de asfalto y mira al universo. El Poeta Caballero, nuestro anfitrión, lo observa sonriente. La escasa luminosidad permite que se aprecien en la bóveda celeste algunos conglomerados de estrellas.

¡Las pléyades, allá están las pléyades!, ciento cincuenta millones de años de existencia señala exaltado los puntos titilantes.

Mientras observamos caemos en suave fantasía, al tiempo que los demás, disparan impetuosos los “flashes” de sus cámaras, hasta que Ceferino, el conductor condescendiente, nos recuerda que estamos a doscientos cincuenta kilómetros de nuestro destino, y que por lo tanto, debemos regresar a la guagua para continuar el viaje.

La poca bebida que logramos conseguir es suficiente para acompañar el trayecto. Dejamos La Habana embalsamada en su salitre, mientras la ruta amplia de la carretera nacional despliega sus carriles, para ponernos ad portas de la Perla del Sur, donde realizaremos el intercambio cultural Estación de los Vientos. Sabemos que en pocos días estaremos de regreso, para disfrutar La Habana Vieja, y para visitar aquellos lugares, que constituyeron el entorno de la vida y la narración de Cabrera Infante en La Habana, del mismo modo que los turistas en Dublín, realizan el periplo de Leopold Bloom y Stephen Dedalus en el Ulises de Joyce.



 

 

  


Reseña de Gabriel Ayala Pedraza

     (Los Santos, Santander, 1961), escritor, gestor cultural, docente, cuentista, novelista, poeta, profesor; dirige el Taller Arte de Géquica que organiza el Concurso de cuento ecológico para estudiantes de la Mesa de Los Santos (que ya lleva más de 20 años ininterrumpidos). Director de Higuerilla Ediciones.

     Ha publicado, los libros: Escritos, libro de cuentos, en 1996; Violeta y otros relatos, Bucaramanga 2003, Higuerilla Ediciones (su sello editorial personal); En un país verde (novela), Fondo Bibliográfico Municipal, Bucaramanga, 2005; Poética de la ciudad, Higuerilla Ediciones 2006; Fuera de escena, (novela), Bucaramanga en 2010, Higuerilla Ediciones; El cuartelazo de Pasto en Bucaramanga, crónica del Siglo XX en Santander, (SIC) Editorial en 2011. 

     Ganador de becas de creación, en novela, del Instituto Municipal de Cultura y Turismo de Bucaramanga en el año 2010 con la novela Fuera de escena; ganador en crónica en el año 2021 con su crónica Estación de los vientos, becas departamentales de estímulo en 2021, Higuerilla Ediciones.

     Editor de autores cubanos, con Higuerilla Ediciones, a cuyo respecto ha publicado los libros: El baúl de los duendes y los chicherekues, poesía infantil, de Madelein Pedroza Lombana, poeta cubana, 2013; Diálogo nocturno, cuento, de Julio Feliciano Fernández, escritor cubano, 2013Antología de escritores cienfuegueros de la  ciudad nuclear, 2014; y Catarsis y conjuros de Taimí Blanco Ruiz, 2016, Higuerilla Ediciones.


LA ESKINA global es un proyecto cultural de distribución gratuita.

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sábado, 8 de enero de 2022

LA ESKINA global 110

    LA ESKINA global ISSN 1900 – 4168

No.110diciembre de 2021, laeskinavirtual@gmail.com; http//bloglaeskinavirtual.blogspot.com; WWW.ELLIBROTOTAL.COM; Bucaramanga; Grupo LA ESKINA: Gloria Inés Ramírez M.; Jaime Rojas Neira; Claudio Anaya Lizarazo (director); ©Reserva de derechos de autor. Las opiniones expresadas en los artículos de esta edición son responsabilidad de sus autores.

PÁGINA 1

JORGE LUIS MONTILLA

LAS FORMAS DEL MILENARIO BRONCE

ESCULTURAS PÚBLICAS.

 1989. ESCULTURA “DAMA CON TRENZA”

Bronce a la cera perdida Edificio BOULEVAR PLAZA - Bucaramanga.

 

·         1990. ESCULTURA EN BRONCE “LA MASCARA”

Dim. 1.5 metros x 1.5 metros x 0.45 metros

Edificio 52 Plaza – Bucaramanga

 

·         2007. ESCULTURAS EN BRONCE

“UMBRAL” Dim. 40 x 40 x 8 cm.

“RALLADOR No. 5” Dim. 45 x 75 x 20 cm.

Alcaldía de Bucaramanga Salón de Gobierno.

COLUMNA DE HUMO 

LAS FORMAS DEL MILENARIO BRONCE
Por Jaime Rojas Neira

Sus coqueteos con los metales y en especial con el milenario bronce, datan de la segunda mitad de la década de los ochentas del pasado siglo, cuando por esas casualidades del destino y los gustos, nos encontramos en el taller de literatura dirigido por el Maestro Dr. Serafín Martínez G, en esa época Decano de la UIS; en la Biblioteca Gabriel Turbay, donde también dio en el blanco el Maestro Escultor Carlos Guarín R, quien fue su Maestro. Son los dos artistas plásticos que “produjo” el etéreo grupo de encarretados con la poesía de la creación.

El planeta continuó girando alrededor del sol, nuestras órbitas se cruzaron en ocasiones, pero la fuerza de gravedad nos mantiene unidos en ese terreno blando y movedizo de la creación o proposición estética. El “Tierno” Montilla metió sus chiritos en una maleta y se fue para Bogotá donde tomó como oficio la ingrata, difícil y placentera opción de la creación estética, el espacio que escoge y los materiales de los que se enamoró son la escultura y los metales, y en esa cuerda floja comenzó a caminar mirando hacia el abismo de la rentabilidad económica y el azul del cielo, de la sensación de crear, insinuar, proponer…

Las hojas del libro van cambiando de lado, los segundos no dejan de pasar, la mirada se torna añeja y se calculan los movimientos, los supuestos, las perspectivas, de igual manera las insinuaciones, y a lo que obliga el sistema económico, la renta, que hace de la opción estética otro objeto de los procesos productivos, y el artista debe dedicar su tiempo a reproducir obra clásica y dejar ratos libres para el ocio de la creación hedónica, su escape al espacio de la posibilidad pura.

De la combinación de esa actividad, explotar el conocimiento como oficio (hacer piezas por encargo) tomarse un brandy y pensar si las formas algo reflejan (crear formas artísticas) surge la obra de Jorge Luis Montilla, las piezas clásicas que elabora (por encargo) muestran un conocimiento del oficio, manejo de metales, químicos, formas; dejando a un lado la real función del artista que es proponer, insinuar, crear; de ésta surgen los bustos, las cabezas, la pieza de “El indio, el conquistador y el colono (Alcaldía de Bucaramanga), y algunos ensambles como el cuerpo y la madera con sugerencias eróticas, que se puede afirmar, son residuos del proceso, o las pátinas anticadas (conocimiento y secretos) o los rostros patinados que datan de hace una década. En esa tendencia (clásica) se puede incluir la Venus, las cabezas (algunas con las facciones apenas insinuadas, niegan la afirmación del yo en la cara) de caballo el busto de mujer y los bustos sobre base de madera también como residuos del proceso clásico (por encargo). 

Donde en realidad se puede apreciar su pulso con la creación artística, es en la serie de rayadores o raspadores, que provienen de un par de formas anteriores que son el origen de estos, la formas primitivas (que yo por coincidencia bauticé) son dos, ambas de forma y origen del barco y casco vikingo, el desarrollo de esta posibilidad origina los Rayadores que son óvalos aplanados con pequeñas “espuelas” que integran eros y conflicto, qué puede haber más conflictivo que la seducción y el amor; Montilla se anota un punto en esta propuesta y obliga a la mirada y al razonamiento interpretativo a explorar qué significado se le puede asignar, cumple una de las funciones esenciales del arte que es sugerir; ahí en medio de sus tropezones va Montilla por el etéreo y blando piso de la creación.

EXPOSICIONES

  1989. Bienal Internacional de Arte de Bucaramanga.

Casa de la Amistad con los Países Socialistas

·         1990. Semillas y Conchas (Objetos de Bronce)

Galería Patroclo – Bucaramanga

 ·         1992. Montilla “Esculturas en Bronce”

Casa Cultural El Solar – Bucaramanga

·         1996. Segunda Bienal Internacional de Arte.

Casa Cultural El Solar – Bucaramanga

 ·         2003. Exposición Cocinas de Fundición

Cámara de Comercio de Girón, Santander

·         2004. Exposición Colectiva

Biblioteca Pública Gabriel Turbay – Bucaramanga

·         2005. “RALLADORES” Escultura en Bronce

Restaurante “La Sociedad” Guayaquil, Ecuador.

·         2006. Exposición Colectiva “Holos” 

Biblioteca Pública Gabriel Turbay – Bucaramanga

·         2007. Exposición Colectiva “40 x 300”

Alianza Colombo Francesa – Bucaramanga

·         2008. Exposición Bronces y Baldosas

Gobernación de Santander.

·         2009. Exposición de Esculturas

Casa del Libro Total – Bucaramanga.

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Teléfono: 6907377 – Bucaramanga

Celular: 318 5185109

E-Mail: jmontillabronce@yahoo.com

Dirección: Calle 48 No. 23-19 – Bucaramanga

Taller: Calle 21 No. 10-03 – Bucaramanga

PÁGINA 2

Soberanía y autonomía energética

Treinta años de debates alrededor de asuntos cruciales (fragmento)
Por Tatiana Roa Avendaño

Censat Agua Viva, entidad ambientalista de la que hemos hecho parte numerosas personas, nació en 1989. En sus tres décadas de existencia, hemos trabajado en torno a debates energéticos de importancia. El primer quinquenio, en asuntos relacionados con la salud de quienes laboraban en el sector de la energía. Hicimos diagnósticos y talleres de conocimiento conjuntamente con los trabajadores para comprender la dimensión tanto de sus problemáticas, como las del territorio en materia de salud. Poco a poco, al irnos involucrando con las luchas de organizaciones campesinas, indígenas y afrocolombianas contra proyectos minero-energéticos y extractivos, se hizo fundamental introducirnos en los contenidos de los conflictos ambientales, al tiempo que acompañamos la defensa del territorio, la promoción de articulaciones en esa perspectiva la construcción de propuestas y alternativas frente al modelo energético.

Llegó el Siglo XXI y con él, se fueron haciendo cada vez más presentes las preguntas acerca de cuánta energía producir, cómo hacerlo, quiénes, dónde y con cuál destino. Desde ellas, fuimos asimilando y ampliando conceptos y formulando propuestas, inicialmente, más teóricas y políticas, hasta avanzar a ejercicios concretos de lo que consideramos proyectos de autonomía, soberanía o transición energética. Al ser la energía algo esencial en los ciclos de la vida y las sociedades, trabajar en torno a ella lo consideramos algo fundamental.

Testimonios para la transición energética

 (por Sala de redacción, LA ESKINA  global).

Este libro, es ante todo, una declaración de independencia i de autonomía, es una propuesta constituida por el testimonio de vida de variadas mujeres que encontraron en la soberanía alimentaria este principio liberador; i como hecho antecesor que le da un piso firme i real, llegaron al ejercicio de una agricultura autónoma e independiente por sus prácticas de clasificación, depósito e intercambio de semillas, actividad enmarcada dentro del resguardo de la ancestralidad de nuestros pueblos o comunidades, pues sólo restableciendo los vínculos entre la tradición i la innovación, se puede tener la esperanza de llegar a una nueva era de justicia alimentaria, energética i climática.

Las circunstancias de la vida de cada una de estas mujeres, las llevó a la insumisión, que ha encontrado eco en la colectividad femenina, i las ha convertido en ejemplos e inspiración en cada una de sus comunidades, de las que son representantes en lo ambiental, i cuestionan con la práctica de sus cosechas orgánicas i armónicas, el actual modelo energético fósil, de raíces patriarcales, coloniales, i de un extractivismo salvaje e insostenible, como ya está demostrado científicamente.

 Tatiana Roa Avendaño conforma este libro, que sirve como fuente de inspiración i punto de partida, dejando hablar i narrar a estas 22 mujeres sobre sus experiencias, sus luchas denodadas por lograr su autonomía, ya que su necesidad de sobrevivir en un mundo regido por un salvaje mercadeo, se trenza con las restricciones que se les han impuesto desde la concepción de una sociedad eminentemente machista. Pero ellas han adelantado varios procesos que van, desde la toma de conciencia de sus derechos como ciudadanas libres, pasando por una definición política de sus principios, hasta llegar a conformar asociaciones de mujeres trabajadoras del campo i empresarias agrícolas con clara i firme vocación ecológica. Cada uno de los relatos que conforman este libro, es la voz de una mujer que al dar su testimonio sobre su proceso formativo, nos cuenta sobre su manera de trabajar en el campo i así se le van filtrando en su relato algunos detalles fundamentales de su vida, ofreciéndonos de esta manera, un variado abanico cultural que rescata o enriquece la cultura del campo en nuestro país, i nos entrega una de las alternativas de una vida en armonía con la naturaleza.

Tatiana Roa Avendaño

Ambientalista, activista y jardinera. Estudió ingeniería de petróleos, es Magíster en Estudios Latinoamericanos y candidata a doctora del Cedla de la Universidad de Amsterdan. Hace parte de Censat Agua Viva, y de varias redes: Oilwatch, la Alianza Colombia Libre de Fracking y la Alianza por la Justicia Hídrica. Participa en los consejos editoriales de las revistas Ecología Política (Editorial Icaria) y Energía y Equidad, y del Consejo asesor del proyecto Envjustice (Justicia Ambiental). Ha acompañado diversas experiencias de organizaciones en la defensa de sus territorios y facilitados espacios conjuntos de producción de conocimientos sobre los territorios, la minería y las mujeres. En su trabajo actual promueve, entre otros, los debates sobre procesos de transición energética.
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Galería LA ESKINA

JORGE LUIS MONTILLA
LAS FORMAS DEL MILENARIO BRONCE
















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Diseño y diagramación: Gloria Inés Ramírez Montañez
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