LA ESKINA global , periodico cultural

viernes, 29 de mayo de 2020

LA ESKINA cartel poético No 32, 33, 34, 35, 36

LA ESKINA proyecto cultural y educativo.

en su temporada retro,

viajando a su primera época cartel poético

" UN EJEMPLAR ES PARA MUCHOS"

De la edición treinta y dos, a la edición treinta y seis

Ejemplar n –32- JULIO DANIEL CHAPARRO

Ejemplar n – 33- ISAÍAS ROMERO

Ejemplar n – 34- HERNÁN VARGASCARREÑO

Ejemplar n – 35- JESÚS MARÍA STTAPER

Ejemplar n – 36- JAVIER BOSCH

Tema musical: TAQUITO MILITAR

MARIANO MORES Y ORQUESTA

Fundadores: Claudio Anaya Lizarazo - Javier Felix.

Apoyo editorial de esa época: Daniel Navas.

LA ESKINA proyecto cultural y educativo.

DIRECTOR: Claudio Anaya Lizarazo
Diseño del video: Gloria Inés Ramírez Montañez

LA ESKINA global es un proyecto cultural de distribución gratuita.

 

LA ESKINA global proyecto cultural y educativo.

Edición y dirección: Claudio Anaya Lizarazo.
Diseño y diagramación: Gloria Inés Ramírez Montañez
Bucaramanga, Colombia.

viernes, 22 de mayo de 2020

LA ESKINA virtual No 16

LA ESKINA   ISSN 1900–4168

No 16 mayo 23 de 2020, página 1

httpslaeskinavirtual@gmail.com://laeskinavirtual.blogspot.com/; grupo LA ESKINA: Gloria Inés Ramírez M., Gloria Elena Carrillo, Jaime Rojas Neira, Claudio Anaya Lizarazo.

©Reserva de derechos de autor. Las opiniones expresadas en los artículos de esta edición son responsabilidad de sus autores.

ALFREDO ORTÍZ 

LA CASA CULTURAL EL SOLAR:

 Centro y periferia

 

“Nacimos en el 96 como necesidad ante el cierre de “La Tertulia” y  “Arte y Jarte, nos dice Alfredo Ortiz, cuya LA CASA CULTURAL EL SOLAR, es el producto final de todos los sueños que ha querido  realizar. Alfredo habla de  la ubicación de la casa, hace énfasis en que está localizada en la periferia de la ciudad, y remarca el hecho paradójico de que estando en esa periferia, se localiza a unas pocas cuadras del centro de Bucaramanga y su centro de gobierno, quizá expresando con esto, con justa causa y sobrada razón,  que una actividad cultural tan importante como  la que se ha llevado a cabo en esta casa EL SOLAR, debería contar para las entidades culturales oficiales y privadas, lo cual nos lleva a un segundo énfasis que se desprende de sus palabras y es la periferia del  olvido, como nos dice:

 “Periferia marcada  por la historia de la  ciudad, en éste que fue el primer barrio  de Bucaramanga. En este barrio florecieron varios epicentros culturales que existían en la época (años de las décadas de los 50 y 60 y 70) gestores como don Elí Corzo, él andaba en un carro y grababa cuanto evento cultural había aquí en la ciudad, también recuerdo a personajes que eran amigos cercanos”

 También nos cuenta:

 “Con mi padre se inició mi  recorrido en la gestión, pues él, una vez terminó su  carrera  militar,  fue funcionario  público, y fue un actor importante en los  grupos culturales de  la ciudad en esa época, fue presentador de círculos literarios donde estaba Sergio  Lifar, Luis Ernesto Camargo, Luis  Ignacio Rey Ortiz, la doctora Bertha Jáimes Carvajal, cuya casa quedaba junto a la casa del maestro pintor Segundo Agelvis, en el costado Suroccidente del  Parque García Rovira, y adonde íbamos los fines de semana a encuentros literarios y culturales que se daban allí, también se daban en la  casa del maestro Agelvis y de varios de los que he nombrado”.

 Dentro de los personajes que hicieron cultura en Bucaramanga, Alfredo recuerda particularmente a Juan Gualdrón, el director de LA CASA DE LA  AMISTAD CON LOS PAÍSES SOCIALISTAS: “Él irradiaba una programación cultural en esta ciudad y también hacia  Barrancabermeja con los grupos de danza, de teatro, con ciclos de cine y una extensa oferta editorial, además del servicio  de una buena biblioteca  con su sala de lectura”.

 Alfredo Ortiz no sólo es uno de los más reconocidos gestores culturales de la ciudad sino que es todo un gladiador de la cultura en Bucaramanga y en el departamento. Una larga lista de actividades culturales desde cuando inició su labor con la Corporación CORRER y posteriormente con la creación de LA CASA CULTURAL EL SOLAR, dan cuenta de su caudalosa gestión y de su sorprendente listado de actividades, dentro del cual han tenido  oportunidad todas las manifestaciones del arte, desde las artes plásticas a las artes escénicas, desde la música a la danza, desde los encuentros internacionales de caricatura al arte popular y a los géneros artísticos de experimentación y fusión, además de apoyar e impulsar las expectativas artísticas de los diferentes y variados grupos de niños y jóvenes de los barrios adyacentes, y el trabajo de construcción de cultura ecológica como prestador de apoyo y asesor para FUNDAEXPRESIÓN. También por varios años dirigió los talleres de literatura y creación literaria en la Cárcel de mujeres de Bucaramanga, actividad con  la cual ha descollado como editor, pero cabe anotar que  su actividad editorial se ha  desplegado en variados proyectos literarios. Además de haber sido anfitrión durante  varios años del FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA EN MEDELLÍN.

 Dentro de esa extensa comunidad de personas que han tenido la oportunidad de exponer sus creaciones en LA CASA CULTURAL EL SOLAR, se destacan personalidades y artistas de nivel nacional e internacional: académicos de la vida política nacional como el profesor Carlos Medina gallego, Víctor Currea de Lugo, Alfredo Molano, Holman Morris, Vera Grave. Escritores y artistas como: Triunfo Arciniegas, los pintores Augusto Rendón, Jaime Rendón, escritores como Jotamario Arbeláez, Pablus gallinazo. Y cincuenta exposiciones de pintura, fotografía y escultura, con artistas nacionales e internacionales, entre muchas otras actividades que usted  puede ver registradas en nuestro blog de LA ESKINA.

 “Me decidí por la informalidad y fui acogido por personas del arte y la cultura de la época, por ejemplo por Julio Abella, y con él me dedique al teatro y las tamboras, hice parte de un proyecto que era la CORPORACIÓN COLOMBIANA DE TEATRO; me quedé aquí empíricamente tratando de resolver muchas cosas y de ser partícipe de la movida cultural”.

 LA ESKINA   ISSN 1900–4168

No 16 mayo 23 de 2020, página 2

httpslaeskinavirtual@gmail.com://laeskinavirtual.blogspot.com/; grupo LA ESKINA: Gloria Inés Ramírez M., Gloria Elena Carrillo, Carlos Lizcano Pimiento, Jaime Rojas Neira, Claudio Anaya Lizarazo.

©Reserva de derechos de autor. Las opiniones expresadas en los artículos de esta edición son responsabilidad de sus autores.

Memoria de una vida de programación

en LA CASA CULTURAL EL SOLAR

a vuelo de pluma

“Para emigrar nos  faltó agrandarnos y volarnos, pero también nos dimos cuenta de que esto es sensibilidad y de que la gente de esta ciudad nos  acogía; como que le apostamos a quedarnos acá a ver qué pasaba, fue como si hubiéramos apostado para quedarnos en cosas que tenían qué ver con lo nuestro, nos hicimos responsables de participar en los asuntos de la ciudad, de una manera muy responsable pero muy aventurera, muy soñadora y nostálgica porque veníamos de procesos de formación aquí en la ciudad, pienso entonces que fuimos muy parroquiales, aunque también viajamos a Europa y Cuba, miramos y vivimos otras situaciones y cosas, y eso nos fortaleció, eso  consolidó el afán por nuestra cultura, por la vida y por la  gente, esto del arte que nos influenció tuvo que ver con eso”.

Panorama histórico de actividades EL SOLAR

 Poetas que pasaron por el solar, provenientes de muchos países, invitados por el FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE MEDELLÍN.

Escritores   invitados por Hernando Ardilla, durante tres versiones de Vuelven os Comuneros, provenientes de varios países.....

Académicos de la vida política nacional como el profesor Carlos Medina gallego, Víctor Currea de Lugo, Alfredo Molano, Holman Morris, Vera Grave. El padre Francisco de Rous, el tiplista Pedro Nel Martínez, el humorista Mandíbula.

Escritores y artistas como: Triunfo Arciniegas, los pintores Augusto Rendón, Jaime Rendón, Jotamario Arbeláez, Pablus gallinazo.

Cincuenta exposiciones de pintura fotografía y escultura con artistas nacionales e internacionales.

Los derviches girovagos de Konya Turquía.

Festivales nacionales de jazz y blues durante veinte años

Asesor cultural del consulado de Venezuela en Bucaramanga durante 12 años

Fundadores junto a ciclaramanga del proceso que dio vida a los ciclopaseos en Bucaramanga y de los ciclos de cine sobre la bicicleta

Anfitriones del encuentro de melómanos de música antillana

Rosario Caicedo hermana del escritor Andrés Caicedo

Familia de Estanislao Zuleta

Gloria Gaitán hija del caudillo Jorge Eliecer Gaitán

El músico Jorge Veloza y la cantante Lucía pulido.

Festivales del diálogo campo ciudad; Tatiana roa ambientalista; Mario Mejía ambientalista.

Festival internacional de cine independiente sanfici.

Claudia roa ambientalista.

Los artistas plásticos Máximo Flórez, Orlando Morales, Carlos Eduardo serrano, Augusto Vidal, Adolfo Cifuentes, Clemencia Hernández.

Exposiciones de arte carcelario, durante 24 años.

Presentaciones del TEATRO LA CANDELARIA, y tertulia con Santiago García (director).

Conciertos con el proyecto musical pentagrama.

Presentación de: Coro de la UCC, y Coro de la UIS.

LA ESKINA global es un proyecto cultural de distribución gratuita.

 

LA ESKINA global proyecto cultural y educativo.

Edición y dirección: Claudio Anaya Lizarazo.
Diseño y diagramación: Gloria Inés Ramírez Montañez
Bucaramanga, Colombia.

viernes, 15 de mayo de 2020

LA ESKINA virtual número 15

LA ESKINA virtual

No 15, mayo de 2020, página 1 laeskinavirtual@gmail.com; http//bloglaeskinavirtual.blogspot.com; WWW.ELLIBROTOTAL.COM; Bucaramanga; Grupo LA ESKINA virtual: Gloria Inés Ramírez M.; Gloria Elena Carrillo; Jaime Rojas Neira; Claudio Anaya Lizarazo. ©Reserva de derechos de autor. Las opiniones expresadas en los artículos de esta edición son responsabilidad de sus autores.

CARTA

Adorada María G:

Hace ya tantos días con sus noches, si las cuentas no me fallan, que apenas si puedo verte, o imaginar que te veo, al paso del viento en mi ventana, como si volaras de pronto sobre un avioncito de papel.

Fue desde aquella mañana de inicios de marzo, ¿lo recuerdas María G?... que nos llegó de pronto desde un continente milenario, y sin pedir permiso a nadie, la noticia y la visita del virus homicida.

Tú habías ido a la vereda a visitar a la abuela de los hijos que tendremos algún día, como quien dice tu madre, porque era el día de su santo. Los medios empezaron a decir entonces que El Maligno se había escapado en el descuido de un equipo de científicos desde el cristal de una pipeta en un laboratorio chino, o desde una sopa de murciélago adobada con hierbas aromáticas en algún húmedo mercado de Wuhan. Lo cierto es que tú, María G bonita, desde entonces te quedaste confinada entre gallinas y sacos de café en la casa de la abuela de los hijos que tendremos algún día, y yo, desde entonces, desterrado de tu risa y de esos ojos tuyos tan grandes y negrísimos que lo abarcan todo con un leve parpadeo como si el mundo todo fuera sólo tuyo.

Cierto es también, María G de mis desvelos, que el tal virus dizque se vino cabalgando, agazapado entre las nubes, haciéndose pasar por un gigante de barbas cenicientas, caballos con crines de humo, montañas azulgrices o ballenas jorobadas, enredado en la cola, las hélices y los alerones de un Boing 747.

Cierto también es, hermosa María G, que el virus se vino navegando aguas arriba, aguas abajo a lo largo, hondo y ancho de mansos o embravecidos ríos en planchones y en canoas, o en el oleaje caprichoso de mares sin fronteras, siempre invisible, en un crucero transatlántico con un millar de turistas felizmente contagiados.

 Cierto es, amor María G de mis amores, que El Maligno virus se vino traspasando imperceptible y clandestino poblados, ciudades y países, multiplicándose impune en primera, en segunda y en tercera clase y en el vagón comedor del tren Expreso del Oriente, del Norte, del Sur, del Occidente.

También es cierto, María G mis ojos grandes y tan negros, que ese virus fantasma se largó transitando inatajable en los compartimentos atestados del metro subterráneo, entre la sudorosa multitud de un autobús, en la ruta escolar, en el tranvía, en las calles, los andenes, las aceras y la vuelta de la esquina.

Hace ya tantos días con sus noches, si las cuentas no me fallan, María G madre de los hijos que tendremos algún día, el virus se vino cabalgando entre las nubes, navega navegando barco a barco, traspasa continentes y transita siempre oculto y silencioso por el mundo.

El... María G la siempre huésped de mi alma...

El virus...

Latente, irreverente, inclemente... microscópico, cuarenténico, pandémico... sonámbulo, diurnámbulo, noctámbulo... María G contagio de todos mis amores. Así llegó a casa El Maligno disfrazado de cualquier cosa y me encerró de pronto entre los cuatro puntos cardinales de mi alcoba. Confinado a esta habitación y a esta ventana que sólo tú conoces, exiliado de tu risa y de tus ojos tan grandes y tan negros, condenado a estos barrotes sin cortinas, imaginándote pasajera de un avioncito de papel, en esta habitación sin ti, en el lugar exacto, María G de mis adioses, donde ya no alcanzo a verte.

Speedy González.

Ventana de segundo piso

Pandemia de 2020. Jesús Alberto Sepúlveda Grimaldo.

Ibagué confinado. Mayo 6 de 2020.

Es autor de los libros:

-Si la muerte me la dieras tú (cuentos).

-Las niñas buenas  no dicen malas palabras (teatro).

-Antología comentada de la poesía tolimense (ensayos).

-Nunca le recibas dulces a Karen (relatos).

-El que salga último apaga la luz (poemas).

-Paginas de Ahora y en la Hora de… (crónicas).

-Ha recibido premios y reconocimientos en Colombia e internacionalmente.

-Galardón en estados unidos, por Editorial “El Salvaje Refinado”.

-Encuentro América Latina, lucha y esperanza, en Panamá.

-Narrativa Alcorkón, Siglo XXI, España.

-Bienal Internacional de novela José Eustasio  Rivera.

-Su más reciente libro es: “Esta noche no puedo amor mío porque bailo en el Copacabana”, (Editorial Papeles sueltos-A la luz pública, 2018).

LA ESKINA virtual

No 15, mayo de 2020, página 2  laeskinavirtual@gmail.com; http//bloglaeskinavirtual.blogspot.com; WWW.ELLIBROTOTAL.COM; Bucaramanga; Grupo LA ESKINA virtual: Gloria Inés Ramírez M.; Gloria Elena Carrillo; Carlos “Pichuco” Lizcano; Jaime Rojas Neira; Claudio Anaya Lizarazo. ©Reserva de derechos de autor. Las opiniones expresadas en los artículos de esta edición son responsabilidad de sus autores.

(Humo de la voz)    

“SEÑORITA”

 estribaciones de la violencia

Por Claudio Anaya Lizarazo
El tipo de narrador que para esta novela emplea el escritor santandereano Gonzalo España Arenas, es el primer factor de enganche a una lectura deliciosa y afectiva, que nos muestra el mundo desde nuestro terruño, y a través de la memoria de un hombre adulto que recrea la mirada de un narrador púber, el niño que fue, y resaltamos la magistral caracterización en esta novela, no sólo del narrador principal sino de todos los personajes que de ella hacen parte.


La historia relatada por este singular narrador, es el transcurrir de la vida en los paisajes de los años sesenta en los pueblos de Santander; tiempo mitificado por quienes también vimos y vivimos en esos tiempos y en esos lugares: nuestras estancias. Lo he dicho en muchas conversaciones, mi generación vio en las personas que habitaron esta región en ese tiempo, (el Santander de la montaña y una Bucaramanga en su mayor parte poblada por jóvenes campesinos que venían de las montañas de Santander) los vestigios del Siglo XIX en sus maneras, en su lenguaje, en su vida inmersa en mayor parte en una ruralidad aislacionista que los conservaba en su cultura, y en cierta forma los preservaba de los cambios de la ola tecnificadora y cuadriculante que iniciaba para esas fechas su cuarto de hora, con la promesa de un progreso y una comodidad que en realidad no eran tal.

Se respira en este texto el sabor local de nuestro Santander, a través de la historia de un niño que va a pasar vacaciones en la casa de su tía, y de su tío político, en el poblado de Portugal, cerca de Lebrija. Allí conoce la leyenda encarnada en el bandolero “Señorita”, llamado así por los lugareños, debido a sus modales considerados y caballerosos; encarnaba este hombre rebelde el arquetipo del héroe anónimo y educado, que adelanta un proceso político-militar como comandante regional de un grupo armado, derivado de una pacificación fracasada, entre otros importantes motivos, por el sistema de corrupción e injusticia social que creó una sociedad profundamente desigual, y por el establecimiento del Frente Nacional que repartiría el poder durante dieciséis años entre las cúpulas de los dirigentes de los partidos conservador y liberal, prácticamente desconectadas de sus bases populares.

Quienes nacimos en este país, recién pasada la violencia desatada en 1948, crecimos viendo una sociedad que quería cicatrizar las heridas y olvidar, depositando sus expectativas e ilusiones en el “progreso” prometido por los políticos y la “salvación del alma” prometida por los curas; convirtiéndose estas dos ilusiones en la quimera del pueblo colombiano. La ciudad era el sueño dorado al cual se acudía, porque las condiciones de vida del campo eran extremadamente crudas, y más, porque en el campo fue donde se vivió en esos años con mucho mayor rigor el impacto de la violencia política; estas dos circunstancias determinaron el crecimiento de las ciudades colombianas durante las décadas de los 50s, los 60s y los 70s; en las ciudades colombianas de mediados del Siglo XX, había presencia del Estado, en cambio en los campos el Estado era representado primordialmente por las autoridades eclesiásticas y por la policía militar: dos instituciones represivas, apoyadas por el ejército, en su lucha contra ese fenómeno social de insubordinación política denominado en ese entonces como bandolerismo, y originado en la rebeldía de ciertos sectores del pueblo liberal; las autoridades civiles, la mayoría de las veces, estaban en los pueblos como un decorado de legalidad o como patines burocráticos o de tramitología.

Esta sociedad provinciana de la Colombia de finales de los años cincuenta e inicios de los sesenta, que apenas estaba sanando sus heridas, estas ciudades que más que ciudades eran pueblos grandes, esa fe en el progreso, impuesta a fuerza de promesas, decretos, y medidas administrativas de unos gobiernos que se convirtieron en el mayor empleador del país, fue el mundo que vimos las personas nacidas durante las mencionadas décadas. El periodismo nacional hizo el registro noticioso e histórico, de una violencia que no fue erradicada del todo y que por las mismas causas, acompañadas de nuevos motivos afloró años más tarde en diferentes escenarios del país, y que no ha cesado hasta hoy, alimentada por nuevas circunstancias y nuevos actores. Después del trabajo periodístico de registrar las noticias de la violencia, y el posterior análisis de los estudiosos de estos fenómenos, vino la literatura en una marcha mucho más lenta y tortuosa, pues aunque trabaja con el mismo tema, sus técnicas y sus fines son de mucha mayor complejidad y ambición. Las obras literarias sobre el tema de la violencia del 48, se empezaron a escribir y publicar desde los años cincuenta en adelante, en una pausada secuencia de aparición que no se ha detenido y que ocasionalmente nos llama la atención con algunas apariciones de títulos; es así, como después de varias décadas de haber ocurrido los hechos que dieron inicio a ese violento periodo de nuestra vida nacional, Gonzalo España Arenas, nos entrega la crónica de esas violencias, transformada en literatura a través de la mirada del niño que vive en el hombre.

SEÑORITA

capítulo I; por Gonzalo España Arenas

El joven señor de recto bigote y andar danzarín, que en tono solemne acudió a recoger mi maleta y a conducirme al umbral, tan ceremonioso como un paje pero tan malicioso como la complejidad misma, era el esposo de mi tía Maruja, mi tío político. No lo mencionaré por su nombre pues en esta historia aparece otro fulano llamado como él, ya que aquella casa era conocida como la casa de los dos Arturos, de modo que en adelante me limitaré a decirle mi tío, pero anotaré desde ya que se trataba del más divertido y singular personaje, encarnación viva de El Zorro, héroe al que secretamente gustaba semejarse.

Con él, en tropel, vinieron a husmearme, desconfiados e insolentes, todos los perros de la casa, antes de permitirme seguir y avenirse a ser mis amigos. Conde, no lo olvidaré nunca, estaba con ellos. Mi tía los espantó de un trapazo para poder agacharse, envolverme en sus brazos y besarme con efusividad maternal, como lo ha hecho durante toda su vida cada que nos encontramos. Tras lo cual, tomándome de la mano y arrastrándome como un ejemplar digno de verse, me condujo a través del zaguán hasta la penumbra de la sala, donde me presentó como su sobrino mayor a doña Clementina, la dueña de la  casa. La matrona se dobló sobre mí como un búho gigante, parpadeando junto a los míos

sus ojos esmeraldas manchados de orín, frotó contra mi cara sus oscuras meji-llas de cuero tostado, olorosas a baúl, me pinchó con las puntas del bigote que le atusaba la boca y estuvo a punto de ahogarme entre los almohadones de su busto esponjoso y rechoncho.

Fue un momento terrible y lo hubiera sido aún más de no haber asomado en aquellos momentos Zenaida, una linda y morena señorita de escasos quince años, en cuyos ojos azabaches me vi. Como pude me libré de la vieja y me empiné sobre mis doce años para saludarla en tono mayor, pero la voz me traicionó con un gorjeo de mirlo, y me ruboricé como un niño.

*

A Gonzalo España, su ávida lectura y sus acuciosas dotes de investigador,  lo han convertido en el más prolífico narrador santandereano, que ha hecho  de la historia el principal eje de su oficio, en una ya, muy amplia gama de obras en las cuales se respira el encanto del exotismo del pasado cultural de Latinoamérica, de sus escenarios naturales y sociales, y de innumerables pasajes de su historia. Sus relatos son protagonizados por indios, conquistadores, piratas, bandidos, patriotas, realistas, flora, fauna, al igual que los personajes de nuestras leyendas y cuentos de terror sobrenatural; además ha trabajado el género de crónicas de personajes singulares, personajes históricos, biografías, ensayo, y novelas juveniles y de intriga policiaca. 

 Ha publicado cerca de veinticinco títulos con importantes editoriales como Random House, Ediciones B, Planeta, Alfaguara, Panamericana Editorial, (Sic) Editorial, entre otras; algunos de sus títulos sonLa Guerra Civil de 1885 (1985), Los Radicales del siglo XIX (1986),  Galería de piratas y bandidos de América (1993), Relatos Precolombinos (1995), Humboldt, el muchacho de la Cruz del Sur (1996), Implicaciones de una fuga psíquica (1996), El  Santero (1999), Historias de amores y desvaríos en América (1999), Relatos de la Conquista de América (1999), Leyendas de miedo y espanto en América (1999), Cuentos americanos de la flora y la fauna (2000), Santander tiene con qué (2001), Cuentos famosos de árboles fabulosos y animales enojosos (2006), La biblioteca (2008), Cinco disparos y una canción (La canción  de la flor, (2008), La Biblioteca (Lista de Honor IBBY 2010), Los pies en la tierra, los ojos en el cielo (2009), El soldado que desapareció entre la niebla (2009), El caso Mondiú (2011), El país que se hizo a tiros (2013); Marcial y la venganza de los lagartijos (2014), una muestra de su obra figura en la antología en  alemán de setenta y dos escritores colombianos de todos los tiempos, Und träumten vom leben, Erzählungen aus kolumbien (2001).

 Gonzalo España nació en 1945 en Bucaramanga. Estudió Economía en la Universidad de Antioquia y ha sido profesor de Diplomados Literarios en las universidades Externado de Colombia, UIS y Universidad de Pamplona. Es Miembro de la Academia de Historia de Santander.


TRAVESURA
por Gonzalo España Arenas
(Cuento inédito, cedido a LA ESKINA por su autor)

Las putas llegaron a La Tebaida un poco antes del mediodía, una mañana calurosa, cuando Antonio Mora, en lugar de hallarse estudiando en la escuela, o cogiendo café, como hacían los buenos hijos del pueblo, jugaba a las canicas con sus compinches de la calle de los Giraldo, calle trunca que parece salida de la boca del monte para desembocar directamente en la plaza. La luz excesiva y el reverberar de las baldosas del atrio encandilaron a Antonio una o dos veces, haciéndole perder puntería. Tal vez eran señales de mal augurio, pues ese día, al volver a casa después de realizar la mejor obra de su vida, su madre le saltó encima y le azotó y marcó las nalgas a varazos de guadua joven.

Así son las cosas de los mayores. Realiza una buena obra cada día, le dicen a uno, sé bueno de la mañana a la tarde, y luego ¡zas!, le muelen el culo a varazos.

Todo debió estar relacionado con las mujeres que esa mañana llegaron al pueblo sin saberse de dónde venían, porque se declararon perdidas. Es muy probable que las hubieran echado del pueblo de más abajo, por aquel tiempo La Tebaida era el último pueblo de la montaña, más allá no seguía ningún otro. Si tomaron aquel rumbo lo hicieron empujadas por la locura, o en el trance de una fuga desesperada, cosa que ponía en evidencia el que no llevaran nada consigo. Sus zapatos de tacón alto les habían sacado muchas ampollas.

Estaban, por supuesto, extenuadas. Si no hubiera sido tan fehaciente la condición del oficio que llevaban pintada en la cara, acentuada por la clase de ropa que vestían, las señoras asomadas en las barandillas de los jardines les hubieran ofrecido un vaso de limonada, como se hacía con todos los forasteros que remontaban la empinada cuesta. Pero bastó con ojearles el atelaje para que nadie se moviera de su sitio, ni respondiera a la insistente pregunta de dónde podían refrescarse y tomar un baño. Sólo Antonio Mora, que en lugar de estar en la escuela, o cogiendo café como los buenos hijos del pueblo, jugaba a esa hora canicas con sus compinches, se atrevió a decirles que el baño se tomaba en el Pozo de la Peña, a unos dos kilómetros de allí.

Sé buen samaritano, da la mano al caído, le repiten a uno desde que se levanta hasta que anochece, haz siempre buenas obras, y luego ¡zas!, lo azotan para que nunca vuelva a cometerlas. ¿Quién entenderá a los mayores?

El Pozo de la Peña, a dos kilómetros de allí, una de las recién llegadas soltó un taco pavoroso antes de declarar que por nada en el mundo daría un paso más. Otra derramó un mar de lágrimas de desesperación y procedió a aplastarse sobre el andén, desparramada en sus pollerines. Mientras esta escena ocurría, los demás chicos se retiraron de uno en uno, llamados por los mayores que acudían a buscarlos desde todas partes, preocupados por la condición de las visitantes. Sólo por Antonio no acudió nadie.

Lo dejan a uno solo, lo abandonan, no lo auxilian ni lo aconsejan a tiempo, y luego ¡zas!, le azotan el rabo a güaudazos.

El jovencito permaneció allí y empezó a tomarle gusto a la compañía de aquellas mozas coloradas y lengüisueltas, que dejaban ver hasta el ombligo cada que se agachaban. Por eso mismo no le costó gran trabajo soltarles la confidencia de que en la pila del acueducto, situada apenas a las afueras, podían bañarse, cosa que él y sus compinches sabían a la perfección porque la perpetraban de vez en cuando, pese a estar terminantemente prohibido. Ellas se le echaron encima implorándole que las llevara a ese lugar, y eran tan dulces sus caras, y tan agradables sus solicitudes, y tan suplicantes los labios con que las hacían, que el pequeño truhán presidió en persona la comitiva, con pasos ágiles y desenvueltos.

No le pidieron que se apartara, ni que mirara a otro lado, sencillamente se fueron empelotando y echando al agua como sirenas, y el muy bandido pudo darse el gustazo de ser el primer chico del pueblo que contemplaba no una, sino media docena de mujeres en legítimos cueros. Era un espectáculo generoso. Una de ellas lo invitó a que se desvistiera y viniera al agua con ellas, y Antonio no encontró inconveniente.

No le advierten a uno los peligros, no le advierten, no le abren los ojos a tiempo, y luego se las cobran todas juntas, a punta de vara.

Una hora completa se la pasó feliz entre los almohadones rosados y morenos de una profusión de tetas y nalgas como no se había visto nunca, mientras abajo el agua de beber y lavar los platos había empezado a enturbiarse con un color que todas las señoras encontraban ominoso. Un muchacho fue enviado a averiguar la causa y trajo la noticia de lo que estaba ocurriendo. Sin mediar juicio ni sentencia, Antonio Mora acabó convertido en el primer villano del pueblo.

Esta triste reputación se consolidó un poco más tarde, mientras secaban sus cuerpos al sol generoso de La Tebaida, cuando tuvo la segunda ocurrencia feliz y acertó a indicarles que en el pueblo existía una casa desocupada donde podían descansar, la casa de Emilio Torres, muy conocida entre los chiquillos por ser lugar predilecto de guerras y escondidijos. Ellas no podían creerlo, pero él se encargó de convencerlas enseñándoles el camino y la manera de colarse por el solar, a través de una tabla floja.

Se instalaron en un principio con algo de temor, porque imaginaban que pronto vendría a lanzarlas el dueño del predio, pero Antonio les aclaró una y otra vez que Emilio Torres llevaba mucho tiempo ausente de La Tebaida, al punto que nadie conocía su paradero. Entonces asumieron aires de propietarias, se distribuyeron los cuartos y salieron en busca del carpintero, para encargar unas buenas camas, unas sillas de sala y una mesa de comedor. El cura y el alcalde acudieron al poco tiempo alarmados por la noticia, pero ya no pudieron sacarlas de allí, y no hubo quien lo pudiera, porque ellas alegaron que don Emilio Torres en persona les había alquilado la casa, y el paradero de don Emilio Torres nadie lo sabía.

Se rancharon, pues, en lo suyo. El sábado, advertidos de que en el pueblo se había establecido una casa de aquellas, bajaron en tropel los arrieros y los leñadores, y el desorden se instauró para siempre.

Antonio volvió a casa muy en la tarde del día de su pilatuna. Doña Aminta lo dejó entrar, cerró la puerta a sus espaldas y le azotó el culo a varazos de guadua joven.

Vaya a saberse por qué.

LA ESKINA global es un proyecto cultural de distribución gratuita.

 

LA ESKINA global proyecto cultural y educativo.

Edición y dirección: Claudio Anaya Lizarazo.
Diseño y diagramación: Gloria Inés Ramírez Montañez
Bucaramanga, Colombia.

viernes, 8 de mayo de 2020

Voces en LA ESKINA

Voces en LA ESKINA

Esta sección de LA ESKINA quiere compartir, una creciente lista de obras de la mejor literatura del mundo en la voz de autores colombianos,  quienes nos ofrecen  los textos que les han dejado una perdurable huella en su  ánimo, en la creencia de que compartir un texto con amigos, familiares o personas cercanas como nuestros lectores, es obsequiarles un objeto tan valioso para nosotros como podría serlo una perla, una fruta  en el esplendor de su madurez, un fantástico juguete o una ventana que llama a la aventura y la fantasía.

Cuando se comparte un texto, generalmente de otros autores, se hace con el entusiasmo el descubrimiento de la joya o el tesoro, del cual hay que dar participación a las personas con quienes se ha tenido algunos puntos de identidad o de encuentro, en los temas o las situaciones que nos plantea la vida.

Sería inútil o avaro dejar sólo para nosotros lo que consideramos bello o interesante; las obras de estos autores e incluso las nuestras, si no son compartidas morirán con nosotros, sin llegar a saberse de su verdadera dimensión y sin haber hecho el intento de mejorar al mundo al entregar de esta manera un suceso, un objeto, o un mensaje desinteresado, que podría en algún momento o en algún apartado lugar del mundo, brindar a sus lectores y amigos, algo delicado como una suave brisa que le relaje y tal vez le indique el camino de lo sensible y lo solidario, ante el peligro de los grandes predadores que siempre nos rodean.

Selección de lecturas 

Con

Luz Helena Cordero Villamizar

No 1

mayo de 2020

 Iniciamos esta nueva sección de LA ESKINA, con la voz y las lecturas escogidas por la poeta santandereana Luz Helena Cordero Villamizar, quien por medio de estos audios grabados por ella en esta cuarentena, compartió una serie de excelentes relatos con el efecto de la distracción y el descubrimiento.

No 2

mayo de 2020

Luz Helena Cordero Vilamizar

No 3

mayo de 2020


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No 9

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No 10

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Estudió sicología en la Universidad Nacional de Colombia, y obtuvo una maestría en literatura en la Pontificia Universidad Javeriana, y se fue por las ramas hasta consolidar un quehacer que hasta hoy ocupa sus días. Vive en Bogotá, donde ejerce su  oficio literario en los géneros de cuento, poema y ensayo.

Sus libros: Canción para matar el miedo (cuentos, 1997)), y El puente está quebrado (relatos, 1998), obras publicadas por la Editorial Magisterio, narran situaciones críticas desde la mirada de los niños. 

Los libros de poemas, publicados, son: 

-Óyeme con los ojos, (Verdehalago, Ciudad de México, 1996 y Editorial Trilce, Bogotá, 1996), 

-Cielo ausente (Ediciones Sociedad de la Imaginación, Bogotá, 2001), 

-Por arte de palabras (Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2009), 

-Postal de la memoria. Antología personal (Caza de Libros, Ibagué, 2010),

-y Eco de las sombras (Uniediciones, Bogotá, 2018),

-Su libro Pliegos de cordel (Domingo atrasado, Bogotá, 2019) reúne poemas, ensayos y crónicas.

Recibió mención de honor en el Premio mundial de literatura José Martí, en San José de Costa Rica en 1997, y primera mención en el Primer concurso de poesía Fernando Mejía Mejía, en Manizales en 1992. Su obra poética ha sido incluida en diversas antologías, y algunos de sus ensayos y crónicas se han publicado en revistas académicas y literarias. Luz Helena Cordero Villamizar es conocida como poeta, pues la mayor parte de su obra en prosa está inédita. 

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