LA ESKINA global ISSN 1900 – 4168
No.137 marzo de
2024, laeskinavirtual@gmail.com;
http//bloglaeskinavirtual.blogspot.com; WWW.ELLIBROTOTAL.COM; Bucaramanga; LA ESKINA:: Gloria Inés Ramírez M. (diagramación
y diseño); Claudio Anaya Lizarazo (edición y dirección).
Nos han vendido una franja de la literatura, como si solamente fuera de entretenimiento i distracción. Los rasgos pintorescos de los diferentes lugares del mundo, se veían como un estimulante para viajar hacia lo exótico, actitud promovida por las exploraciones patrocinadas i financiadas por las empresas colonialistas de los imperios norteamericano i europeos, acicateados a su vez por sus ansias de plataformas continentales, nuevos mercados i abastecimiento de recursos, como ocurrió en África, Asia, Latinoamérica i Polinesia.
Si bien es cierto que, por ejemplo i para situarnos en una época determinada, los libros de “aventuras” de Herman Melville, o Jack London, contienen entre líneas la búsqueda de un sector de la gente que ya para finales del Siglo XIX i principios del Siglo XX, esperaba encontrar algún rincón oculto o apartado del mundo, donde pudieran vivir fuera de las garras del sistema; es un caso parecido a los relatos del escritor inglés William Somerset Maugham, en los que, así como abundan empleados oficiales de la corona enviados a servir en sus colonias de ultramar, abundan también personajes que al haberse resistido a ser digeridos por los ácidos de la maquinaria imperial i su sistema financiero e industrial i político, acosados por el salvaje pulso establecido entre las relaciones sociales i económicas i los deseos de vivir en un mundo armónico entre el hombre i la naturaleza, optan por dar un paso al costado, o son rebasados en esa lucha encarnizada entre el condicionamiento socialpolítico i su instintivo sentimiento de libertad; algunos encuentran ese lugar inexplorado i tranquilo, i otros se precipitan por los abismos de la pérdida de la noción de la realidad, para casi siempre enseguida encontrar la muerte. Esa búsqueda de un lugar paradisiaco, se ilustra con ejemplos de vida como el del pintor francés Paul Gauguin i su establecimiento en Noa Noa, isla de Tahití; también se puede citar el caso del escritor inglés Robert Louis Stevenson, entre tantos.
Herman Melville nació en Nueva York el 1 de agosto de 1819 i murió el 28 de septiembre de 1891, en la misma ciudad, dejando inédita su novela Billy Bud, marinero, i sumando tres décadas sin publicar. Moby Dick le había reportado un gran éxito, pero aun así, Melville también conoció la incomprensión de su medio, ya que, si se alabó en sus primeras narraciones el “realismo” concerniente a la aventura, desechando sus otros aportes técnicos i conceptuales, que diseccionaban ese “realismo”, a medida que su prosa quitaba o prescindía de los velos políticos con los se suele ataviar la realidad, Melville caía en la falta de reconocimiento i más tarde en el olvido, muriendo así, i permaneciendo olvidada su obra hasta que en 1919, con motivo del centenario de su natalicio i dos años después de la aparición de su primera biografía: Herman Melville, mariner and mystic, escrita por R. W. Weaver (1921), lo revelan i lo instalan definitivamente como uno de los grandes escritores en la historia de la literatura mundial.
Tuvo este narrador, una postura bastante crítica contra el sistema capitalista
de la Revolución industrial del Siglo XIX, pues en sus obras se capta
principalmente la desigualdad como uno de los principales síntomas i sus
consecuencias, devenidos en mecanismo, que hacen que el sistema funcione, i
capta también las trampas financieras sobre las que se erige; por lo cual es
notorio i manifiesto el malestar existencial padecido por sus personajes. Todas
sus obras son relatos pintorescos que se alimentan de pequeñas i cuotidianas
aventuras que rozan levemente la comedia, (a excepción de Moby Dick, la gran
ballena blanca, que se desarrolla dentro de las coordenadas de las rutinas
de la tripulación; sólo es desmesurada la obsesión del capitán Acab para
perseguir a la gran ballena, i esa persecución lo lleva por muchos mares, confiriéndole
al relato esa dimensión planetaria, casi cósmica), comedias que no se agotan en
ellas, porque de la secuencia de sus situaciones, se puede ver cómo se destila
esa disciplina de la realidad de la producción i de la dependencia económica,
que hace de la sociedad una legión de esclavos, ignaros de su verdadera
condición como tales.
En !Quiquiriquí! o el canto del noble gallo Beneventano, i en El
vendedor de pararrayos, hay un narrador en primera persona, de tono ampliamente
expositivo que sustenta escenarios, personajes i acción. Este tipo de narrador,
encarna en sí, todo el relato, incluidas las voces e intervenciones de la
totalidad de sus personajes.
En El vendedor de pararrayos, se ve la persuasión i las técnicas comerciales que siempre han funcionado i prosperado a partir de los temores, la ingenuidad i las necesidades de la gente. La malicia i la astucia, que son un sesgo de la “psicología popular”, (la malicia o la picaresca), i que en el caso de este relato se aplica a una técnica de venta, posiciona al vendedor en un ámbito de virtuales o posibles circunstancias, se puede decir que, pretendiendo transformar a su interlocutor (el narrador protagonista) en otro, en una víctima, su víctima, llenándolo de temores, para así concretar su negocio, i descubrimos que la vida i los elementos naturales son otros, en las palabras del vendedor de pararrayos, en su talante de prestidigitador.
A Melville hay que agregarle el mérito de una prosa luminosa, que integra con claridad meridiana para lectores no ingenuos, ese malestar social, esas pequeñas o grandes aventuras, quizá el genio de poder ver en el hecho cotidiano una situación importante o vital, un sentido crítico no apegado a filosofía o doctrina algunas, i al mismo tiempo, la virtud de captar o legarnos la esencia pura de las situaciones genéricas de la vida en el Siglo XIX, además del registro de los contactos físicos del hombre de su siglo con los elementos naturales, cuando el mundo era ancho i exótico.
Nota: Las fotografías que ilustran esta publicación, han sido tomadas de internet.
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