LA ESKINA global ISSN 1900 – 4168
El libro sobre Cepta, Cepita o Cepitá, es una investigación histórica
sustentada en tres ejes de su pretérito. El primero, es la comprobación de los
primeros pobladores del lugar, quienes fueron los Guanes; el segundo
corresponde a la etapa colonial y el último, al lapso republicano.
Sobre estos tres estadios el trabajo de investigación, se sustentó en la prueba histporica, ejemplo: el asentamiento de los primeros habitantes está basado en pruebas antropológicas de diferentes tumbas halladas en la cueva de siscamocha y en la meseta de Jerida; también en las pruebas aportadas por el invasor español, tales como: los impuestos que pagaban los aborígenes al encomendero, calculados en oro.
La prueba del dominio colonial se centra en la construcción de la capilla, la iglesia, y nombramiento del primer párroco etc. El periodo republicano se destaca por la implantación de las instituciones como son el nombramiento del primer alcalde, la constitución del Concejo Municipal, el juez y otros.
Periódicos de
circulación a escondidas
Por Efer Arocha
La palabra escrita me apasiona, siendo muy joven hace ya más de medio siglo, me involucré en la tarea de publicar a escondidas, pequeños periódicos en la geografía colombiana. Algunos los hacía en mimeógrafo, siendo los menos interesantes desde el ángulo de la impresión, el interés era por sus contenidos donde se daban en ocasiones enconados debates ideológicos y políticos. Ahora me acuerdo del Zancudo con el epígrafe, “aquel con quien el yanqui no pudo”, que hacía con trabajadores, estudiantes, y médicos del hospital San Vicente de Paul en Medellín. Mi verdadero deleite era los que producía con técnica de grabado en madera, realizando las letras que armaba en media hoja tamaño oficio conservando márgenes, para luego entintar un rodillo y pasarlo sobre el letrado en forma pareja y luego con otro rodillo sobando hasta lograr la impresión; el motivo era por las informaciones secretas que divulgaba, si alguien al ser aprehendido sus huesos iban a parar al calabozo. Mi preferido fue el Machete Afilado de formato de media hoja de oficio y de escasas 4 páginas. Lo hacía con los campesinos que acaban de aprender a leer, las galeras se armaban con bejucos siguiendo la técnica del grabado con una dificultad mayor, que se inicia con la tinta que Genara sacaba de una pepitas que exprimía vertiendo un zumo morado. Las letras eran grandes y en mayúscula para su comprensión formando frases ultracortas y elementales, donde predominaban los sustantivos. Un ejemplo: vendo vacas 25 jarros. En ocasiones se acababa el papel, que era resuelto por la ingeniosidad campesina, de las hojas de palma utilizada para fabricar hilos, hicieron papiro de calidad igual al de los viejos egipcios. Hoy un ejemplar es un tesoro de la impresión y a la vez del periodismo colombiano si se lograra encontrar una unidad refundida.
*El presente texto fue tomado de la Revista literaria Vericuetos, edición bilingüe No. 27, Español-Francés, dedicada a la Narrativa colombiana, cuento. Edición de reciente presentación en nuestro medio.